Feliz, feliz!... Alegre, alegre!

Hoy miércoles estoy pensando mucha mariquera que me empieza a hacer sentir mal, así que por eso decidí recordar el sábado y postearlo, aunque hubiera sido mejor hacerlo el mismo domingo con la emoción más viva y los recuerdos más frescos.

Mis planes iniciales del sábado se cayeron como a las 2 de la tarde, pero afortunadamente la vida quizo hacerme un regalito y me mandó otros planes igual de buenos que me hicieron MUY feliz.

En horas tempranas de la noche estuve con mi marido y mi mujer. Casi nunca habíamos coincidido los tres y descubrí que me siento tan pero tan cómoda con los dos juntos que casi casi les pido que nos mudemos y hagamos nuestra versión caraqueña de Friends. Para los que empiezan a imaginarse un menage a trois es necesario aclarar que mi marido y mi mujer son mi mejor amigo y mi mejor amiga, respectivamente. Los AMO tanto a los dos que acá no me alcanzarían las palabras para dejarlo claro.

Nos fuimos a tomar birras y hablar paja en un sitio muy agradable, y nos reímos tanto que me dolían los cachetes. Luego el hambre atacó, y salimos a devorarnos unos asquerositos por ahí cerca que estaban buenéeeeeessemos.

Allí se desarrolló una escena divertida (y es una situación que planeo mejorar con la práctica) que narro a continuación:

En una acera llena de gente, termino de comerme el pepito lleno de salsas y queso, y me limpio ruidosamente con una servilleta. Luego suelto en clara y viva voz, viendo a mi marido:

yo: Ay papi! me encanta cuando me sacas así pa fuera, pa comé en la calle sin tené que cocinate la pasta con diablito

A mimarido se le ponen los ojos saltones por la sorpresa, además termino mi frase justo en el momento en que muerde su mega pepito y por la risa casi escupe todo al suelo. Cuando finalmente logra tragar, el ataque de risa no lo deja ni hablar.
Mientras tanto, mi mujer también ríe pero con un poco de vergüenza se aleja de nosotros porque se dio cuenta que la doña de al lado nos mira como maleantes.

mimarido: (reponiéndose) te gustó, mami? aprovecha poque esto no es toos los días
yo: (indignada) claro! a la otra sí! a la esgraciada esa sí la sacas, veldá?

Aquí la doña empezó a apartar a sus hijos pequeños de nosotros, y a mirarnos de reojo, pero ya todos moríamos de risa, y no había manera de seguir con el show. Pero fue divertido.

Después de eso, tuvimos que separarnos porque ya él no daba para más (está viejo y los años no pasan en vano), y nosotras hicimos el relevo para encontrarnos con el Casho de mi corazón y dirigirnos a ver tocar al Rock de mi corazón (sí, mi corazón es grande, y qué?)

En este nuevo sitio seguimos bebiendo, disfrutamos de una primera banda que me gustó. Se llama Alfombra roja y hay un par de chicos guapos con los que distrajimos los ojitos (a mi sis le gustó el de la batería, y yo nunca supe si el mio era bajista o guitarrista).
Después vino el único momento insoportable de la noche, con una banda INFAME que nos hizo sufrir por demasiado tiempo. Pudieron ser 15 minutos o 2 horas, no lo recuerdo porque mi memoria selectiva lo borró.

Gracias a John, Elvis y todos los rockers que nos cuidan desde el cielo, el cierre musical de la noche quedó para la banda en la que toca el rock de mi (L), Los Telecaster, que sí me gustan, me divierten y me hacen gritar con euforia.

Ahora bien, EL momento de la noche lo guardé para el final aunque ocurrió entre la segunda banda (?) y Los Teles.

Se acuerdan que esperaba con ansias a Litro?? bueno, si no se acuerdan se los refresco ahora: lo esperaba, del verbo ya no porque llegóooooo.

Había prometido un showcito de groupie cuando lo viera, y yo cumplo mis promesas.

Me encontraba sentada en una silla muy alta y tambaleante, con una pierna cruzada y la cartera sobre esa pierna. En el microsegundo que tardé en ver su cara, grité y luego me lancé (literalmente) de la silla. Esta maniobra se vio empañada por el enredo de la cartera en mi pie, el consiguiente tropiezo con altas probabilidades de estrellarme de jeta* contra el piso (no sucedió, pero casi) y además el derrame de TODAS las cervezas que estaban sobre la mesa, que me bañaron a mi, a Casho y a mi mujer. Sólo escuché el vidrio en el piso y luego mi grito de felicidad mientras corría a lanzarme sobre su humanidad.

Lo empujé sobre tres tipos que estaban mal ubicados justo detrás y luego grité más, en su oído, cosas que ya no recuerdo con exactitud pero seguro eran del tipo: te quiero, te extrañé, que bello estás, no quiero dejar de abrazarte y bis.

Uff!. Me cansé sólo de volverlo a contar. Espero que captaran mi emoción y toda la felicidad que me embargó esa noche.

Luego de eso, vinieron más te quieros, gritos hacia mi rockero favorito en tarima y muuuuuuchas cervezas.

Cerré la noche gritando TE AMO en una calle desierta a las 4 de la mañana, y diciendo impertinencias en el carro de Casho de regreso a casa.

Fin.

Logré mi objetivo: recordando me puse feliz otra vez.

Los dejo. Si leyeron todo esto se lo agradezco, si no... pues también.

Este debe ser el post más largo que escribo hasta ahora. Mucho amor (y letras) para uds.

*para mis lectores no venezolanos (o venezolanos sin familia gocha) jeta es esquivalente a boca, trompa, bemba y sus similares. Gracias