Otra noche más. Amigos, tragos, decenas de cigarros. Lo de siempre.
-Qué hay pa hoy?
-Qué mas?
-Nos vemos allá?
-Quién toca?
-No importa
-Es verdad
-Te busco
-Te espero
Ver siempre a la misma gente no está tan mal. De hecho, si un día se viera rodeado de desconocidos en ese lugar que ya siente como suyo dejaría de ser divertido. Eso es lo que pasa cuando vives en una 'urbe' con 4 millones de habitantes. Si se reduce el círculo a los que tienen más o menos la misma edad, los mismos intereses y el mismo estrato socioeconómico, esto es, veintañero que vive en el perímetro Baruta-Chacao-Extremo este de Libertador, pues terminan siendo unos 200. Cuándo mucho.
Ese porcentaje no tiene pies ni cabeza, Manuel lo sabe, pero le encanta soltar estadísticas absurdas al azar y ver la cara de la gente que se lo cree.
-Marico, ¿sabías que 63% de la gente se masturba con los ojos cerrados?
-En serio?
-No, pajúo, nadie es tan ocioso cómo para investigar sobre eso
Lo cierto es que de nuevo es sábado, y Manuel está otra vez aquí. Saluda a los conocidos (casi todos), pide una solera verde en la barra mientras tararea (de nuevo) la canción que suena (como todas las veces que ha venido)
-Siempre la misma jodida canción, 'break on through... to the other side!'... pobre Jim Morrison debe revolcarse de la ladilla en la tumba.
Prosigue la noche, ella llega a la una, como es usual. Se saludan como si no supieran que el otro iba a estar ahí. Las preguntas de rigor.
-Qué hay pa hoy?
-Qué mas?
-Nos vemos allá?
-Quién toca?
-No importa
-Es verdad
-Te busco
-Te espero
Ver siempre a la misma gente no está tan mal. De hecho, si un día se viera rodeado de desconocidos en ese lugar que ya siente como suyo dejaría de ser divertido. Eso es lo que pasa cuando vives en una 'urbe' con 4 millones de habitantes. Si se reduce el círculo a los que tienen más o menos la misma edad, los mismos intereses y el mismo estrato socioeconómico, esto es, veintañero que vive en el perímetro Baruta-Chacao-Extremo este de Libertador, pues terminan siendo unos 200. Cuándo mucho.
Ese porcentaje no tiene pies ni cabeza, Manuel lo sabe, pero le encanta soltar estadísticas absurdas al azar y ver la cara de la gente que se lo cree.
-Marico, ¿sabías que 63% de la gente se masturba con los ojos cerrados?
-En serio?
-No, pajúo, nadie es tan ocioso cómo para investigar sobre eso
Lo cierto es que de nuevo es sábado, y Manuel está otra vez aquí. Saluda a los conocidos (casi todos), pide una solera verde en la barra mientras tararea (de nuevo) la canción que suena (como todas las veces que ha venido)
-Siempre la misma jodida canción, 'break on through... to the other side!'... pobre Jim Morrison debe revolcarse de la ladilla en la tumba.
Prosigue la noche, ella llega a la una, como es usual. Se saludan como si no supieran que el otro iba a estar ahí. Las preguntas de rigor.
-Chamo, tu no haces más nada con tu vida?
-Por lo visto tú tampoco
-(será que hoy sí vamos a llegar a algo este bolsa y yo?)
-(ni de vaina, tendría que estar mucho más borracho)
Manuel vuelve a prometerse que el fin que viene se queda en casa. Que ya basta de seguir en este bendito círculo. Que ahora sí, va a dejar la gastadera en mamaguevadas. Hay que ahorrar.
Hora de irse.
-(donde se metió este guevón?) Al teléfono: Marico, César te espero afuera
Salen del bar, como siempre, con hambre y comentando la noche
-Viste a Corina?
-Marico, si vuelvo a escuchar esa canción de The Doors me pego un tiro
Desde que en Caracas amanece a las seis, Manuel llega de día los domingos a casa. Por lo menos ya viene Diciembre y empieza a pegar medio frío. Desde el asiento del copiloto los carros se ven más cerca. Además da chance de fijarse en el perro que cruza la Francisco y Manuel nota que cambiaron las vallas de las paradas de autobús.
Por fin llegan a la autopista, tres salidas más a la derecha y verá la hora en la Previsora.
-Marico, ya yo estoy muy viejo pa estas. Se me cierran los ojos. El fin que viene me quedo jugando con el wii.
Unos 10 metros detrás, suena un reguetón a todo volumen dentro de una Merú. Gabriel viene de dejar a su novia en La Carlota. Se le cae la lata de la mano y menta madres. Ni se enteró del golpe, el Gol rojo de César sólo fue una mancha borrosa.
Manuel siente la presión del cinturón en el pecho, oye los cauchos picando en el asfalto, siente el coñazo contra la defensa de la autopista y el Guaire entra en su campo de visión.
No alcanza a decir lo último que pasa por su mente antes de que el carro se voltee y toque el agua
-Marico, ¿sabías que 78% de los caraqueños piensa en la muerte tres veces al día?
8 comentarios:
Que divertido está esto escrito! por cierto hay gente como Manuel que piensa en la estadística porque es menos comprometedor que pensar en si mismos...
AMO la foto que usaste... más allá de eso, coño, Manuel al fin se dejo de eso! de la mala manera, pero bueh.. a veces es así...
excelente !
es para hacer un corto
me encanta el final!
Esto me encantó, nerrita tontísima!
No recordaste los días de Taller de Redacción? Luv u!!
"Escribes lo que eres"
¿Te da miedo terminar como Manuel?
Coño... me gustó!
excelente
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