Tú. Yo. Aquí. Ahora

Una necesita - al menos de vez en cuando- que la agarren y la estrellen contra una pared. Así. Sin previo aviso.

La mujer a la que no le ha tocado un troglodita le está haciendo falta algo. Es que no lo admitimos, pero aunque siempre estamos pidiendo consideraciones y ternura, a veces nos cae de maravilla una correcta jamaqueada. Una dosis controlada de violencia con pasión, que nos descalabre un rato la vida.

Un tipo con dominio de sí, de la situación y de nosotras (cuando así lo queremos). Y no hablo sólo de sexo, como ya deben estarse imaginando.

Me refiero también a la decisión del lugar para comer, de la película que vamos a ver. No hay nada que me joda más que un hombre que no sabe lo que quiere hacer.

.- Quieres chino?
.- Decide tú
.- Pero qué quieres? dime tú
.- No, decide tú
.- Pero qué? italiano? árabe? dime

Agh.

Hoy quiero decirle a los señores que no está mal poner un poco de autoridad cuando menos lo esperemos.

Por si se lo preguntan, esto sale a cotación porque estuve recordando que alguna vez tuve un troglodita que me tomaba por sorpresa y ponía todas las reglas del juego sin dejarme chistar. Era divertido. Incluso para mi que me gusta tener el control de todo.

Tú. Yo. Aquí. Ahora.
Ese era su mantra cuando amanecía con el humor cavernícola.


Inténtelo. Se sorprenderán con que hasta la mujer más arrecha de todas, a veces quiere ser una damisela en apuros.