Tengo una existencia compleja. Una vida sin mucho sentido, pero en el mucho está la clave.
Tengo unas ganas incontrolables de irme. Irme de mí, aunque sea por un rato nada más.
Tengo una vocación a la que le falta impulso, pero una vocación al fin y al cabo.
Tengo una carencia que aún no descubro. Tengo un tesoro, al que me aferro porque es la diferencia entre poco y nada.
Tengo una cursilería incomprensible hasta para mí. Yo no soy así. Supongo que ni sé cómo demonios soy.
Eso me recuerda que también tengo un millón de suposiciones. Supongo que todo mejorará, que esta mariquera se me quita en algún momento. Ya que mi adolescencia fue tan sana, la vida me castiga (?) con una post adolescencia tardía y abrumadora. Que idiotez que lo diga, perdón.
Tengo un vida adelantada, más acelerada de lo que me tocaba o de lo yo hubiera querido.
No te tengo a ti. A ti que no tienes nombre, pero tienes cara, una forma de ser y un perfil bien definido. Tampoco tengo lo que quisiera tener, porque aún no lo merezco.
Tengo una estupidez en estado avanzado que me obliga a escribir estas líneas que no dicen nada.
Seguro tú tienes menos que yo pero no te molesta, o al menos no te quejas.
Tengo un millón de amigos, como hubiera querido aquel cantante.
También tengo una indiferencia cargada de despecho. ¿Eso existe?
Tengo un plan que no lleva a ningún lado, y eso me arrecha. Me jode la vida.
Tengo una fachada de coraje que no es más que orgullo pendejo.
Lo que no tengo al parecer es miedo.
No tengo más nada, pero si tú llegaste aquí lo que tienes es tiempo. Gracias por gastarlo en mí.
1 comentario:
Supongo que tengo bastante tiempo libre en la oficina para continuarte leyendo entrada tras entrada...y sigo hacia atras. Que interesante esta esto.
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