Continúa el reto de los 30 libros.
Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.
El Señor de los Anillos. J. R. R. Tolkien
Las veces que estoy de humor para generar polémica siempre apelo a tres temas pop que no fallan para armar el debate. Dependiendo de mi público elijo por una de estos tópicos que dan piquiña: odio con todas las fuerzas de mi ser la comida, el concepto y la misma esencia de McDonalds, no me gustan ninguna de las películas Matrix y no me gusta ninguno de los libros de Tolkien.
Siempre, sin falla, alguien se siente ofendido u obligado a convencerme de que estoy equivocada y yo puedo dar rienda suelta a mis facultades argumentativas. Pueden entenderlo como una técnica a la que recurro para ejercitar mi discurso, o como una muestra de mi carácter intolerante y mi afición casual por romper las pelotas. Soy adorable, lo sé.
Pero es en serio que no me gustan los libros de Tolkien. En medio del fanatismo enloquecido que generó la primera película hice un primer intento, por demás infructuoso, de comenzar la historia de la tierra media.
Luego lo intenté una segunda vez, durantes unas vacaciones aburridísimas en las que no tenía nada más para hacer. Si llegué a la página 30 habrá sido un milagro.
Más tarde, por amor, recorrí la ciudad entera buscando una edición de El Hobbit para regalar al objeto de mi afecto, y cuando él lo hubo terminado quizo compartirlo conmigo. Repito: por amor lo intenté. No hubo manera.
No me va la fantasía épica. No me pudo la moda. Preferí una saga de ficción de culto menos culta, y más bonita (sí, hablo de Harry Potter). En fin, Tolkien me mató de aburrimiento al punto de que no puedo ver ni las películas. Al punto de que me cae medio mal Elijah Wood, por su culpa. Ahí se los dejo.
Sepan disculpar.
Siempre, sin falla, alguien se siente ofendido u obligado a convencerme de que estoy equivocada y yo puedo dar rienda suelta a mis facultades argumentativas. Pueden entenderlo como una técnica a la que recurro para ejercitar mi discurso, o como una muestra de mi carácter intolerante y mi afición casual por romper las pelotas. Soy adorable, lo sé.
Pero es en serio que no me gustan los libros de Tolkien. En medio del fanatismo enloquecido que generó la primera película hice un primer intento, por demás infructuoso, de comenzar la historia de la tierra media.
Luego lo intenté una segunda vez, durantes unas vacaciones aburridísimas en las que no tenía nada más para hacer. Si llegué a la página 30 habrá sido un milagro.
Más tarde, por amor, recorrí la ciudad entera buscando una edición de El Hobbit para regalar al objeto de mi afecto, y cuando él lo hubo terminado quizo compartirlo conmigo. Repito: por amor lo intenté. No hubo manera.
No me va la fantasía épica. No me pudo la moda. Preferí una saga de ficción de culto menos culta, y más bonita (sí, hablo de Harry Potter). En fin, Tolkien me mató de aburrimiento al punto de que no puedo ver ni las películas. Al punto de que me cae medio mal Elijah Wood, por su culpa. Ahí se los dejo.
Sepan disculpar.
1 comentario:
Pues ya que nadie discrepa, héme aquí.
A mi sí me gustó, y me lo leí en una edición que unía los tres libros.
Es un poco largo, ciertamente, pero no me fue problema.
Consiguió meterme en la historia y realmente lo disfruté. Quizás no sea una gran obra literaria, pero para mi sin duda es entretenido y merece una oportunidad. McDonald's no.
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