17.9.09

Villa Diamante

Continuando con la saga de autores gays latinoamericanos, ahora quiero contarles acerca de la joya ibero-venezolana parida por nuestra vedette de exportación: Boris Izaguirre.

A Boris lo conozco de cuando me trasnochaba para ver Crónicas Marcianas. Por alguna razón me encantaba ese programa de “cotilleo” donde justamente se besaron este autor y el reseñado anterior. Corríjanme si me equivoco.

Lo primero que me sorprendió del libro fue su solapa. No tenía ni idea de que Boris tuviera tanta historia en el mundo de las telenovelas, ni que hubiera escrito tantos libros. Su pasado escribiendo melo-dramáticos se le nota en algunos pasajes bastante cursis de esta novela. A su protagonista sólo le faltó quedarse ciega o perder un bebé cayendo por unas escaleras.

Sin embargo, como sigo siendo una nenita, disfruté plenamente el libro a pesar de las advertencias masculinas que recibí. El dueño de la copia que leí no pudo terminarlo porque se puso “demasiado cursi”. Yo lo devoré porque caí en la famosa treta de dejar cada capítulo pendiendo de un hilo.

La historia de Ana Elisa es trágica y accidentada pero no se pone fastidiosa. Según yo. Y el trasfondo político y social en el que se desarrollan los hechos es tan interesante que cuando te empiezas a ladillar de la pobre mujer que sufre, la dejas de lado y te metes en el intrincado conflicto que envolvía a los venezolanos de mediados del siglo XX.

Dictadores, policías corruptos, persecución política y petrodólares sirven de marco a los personajes que Izaguirre nos muestra y describe. Aunque quizá se ponga muy insistente con la descripción. Provoca decirle “¡Ya!, me quedó claro que estos son malos y calculadores pero elegantes. No me lo digas más!

Impecable la fotografía de las altas esferas caraqueñas de los 40’s, 50’s y 60’s. Puedes ver como crece Caracas ante tus ojos a medida que pasas las páginas del libro. Múltiples referencias artísticas le harán simpáticos guiños a los lectores caraqueños. A mi por ejemplo me encantó leer sobre las expectativas que rodeaban a la construcción de mi amada Universidad Central, en aquella época en la que el este era aún territorio virgen de este valle congestionado.

Léanselo si les gustan los culebrones, la historia de Venezuela, el arte o la arquitectura. No defrauda en ninguna de las anteriores.




Aqui copio a la cordial Nina :
Esta reseña es parte del Club de Lectura para Bloggers que hemos armado un grupo de ocupados dueños de blogs y generadores de contenido para cualquier red social o canal de comunicación web, (muy, muy formal) interesados en cumplir esa vieja promesa de año nuevo: “leer más” y publicarlo para alimentar nuestro ego (digo yo) y el contador de visitas que está por allá abajo. En el muro del grupo se publica el libro que vamos a leer cada uno y la semana escogida se publica el link de la reseña. Si hay que ponerse de acuerdo para leer el mismo libro emplearemos los mecanismos de la democracia digital (muy, muy confuso) ya veremos.

Vamos a decírselo a todo el mundo

Mi primer encuentro con Jaime (yo lo trato de Jaime desde que somos panas) se remite a su faceta de entrevistador. Sin pensarlo dos veces puedo asegurar que mi entrevista de televisión favorita fue la que le hizo el peruano a Joaquín Sabina, en la que se les veía a los dos más que cómodos, tomando un trago y hasta echándose los perros. Pueden buscarla en Youtube.

Esa entrevista me encantó por su naturalidad y fluidez, porque a pesar de la obvia camaradería entre los dos el espectador no se siente fuera de lugar (nada peor que un chiste interno al aire) y porque Jaime logra contarnos la historia de Sabina sin que se note que es él y no el español el que lleva las riendas.

Con su libro No se lo digas a nadie no me pasó lo mismo. Puede ser porque soy menos complaciente al juzgar un libro que al juzgar cualquier otra cosa en la vida (excepto a los hombres, quizás).

Bayly me entretuvo, como no, con su casi-autobiografía de joven pudiente y homosexual en la puritana sociedad peruana. Sus anécdotas de drogas, sexo y demás excesos te atrapan sin que puedas evitarlo porque todos somos por naturaleza morbosos, pero en mi humildísima (e inexperta) opinión le faltó “algo” a sus diálogos y no me convenció la brusquedad de la temporalidad.

Para mí, es como si se hubiera sentado a recordar las historias más impactantes de su vida –que debe tener por montones-, las narró por separado (siempre poniéndoles picante para lograr incluso más shock) y luego le dijo a algún editor que las juntara ahí, como pudiera. Más que novela, podría ser una antología de cuentos.

Aún me falta ver la película, que dicen que es mejor, pero a pesar de mis observaciones lo recomendaría a cualquiera que disfrute de buenas historias. Sin intelectualidades ni moralejas.

Observación: abstenerse mojigatos y fanáticos religiosos. Este pana no come cuentos a la hora de darle duro a la iglesia (especialmente al Opus). Al papá lo pinta como un misógino alcohólico y a la mamá como una pendeja fanática.
Pura polémica, como nos gusta.



Aqui copio a la cordial Nina :
Esta reseña es parte del Club de Lectura para Bloggers que hemos armado un grupo de ocupados dueños de blogs y generadores de contenido para cualquier red social o canal de comunicación web, (muy, muy formal) interesados en cumplir esa vieja promesa de año nuevo: “leer más” y publicarlo para alimentar nuestro ego (digo yo) y el contador de visitas que está por allá abajo. En el muro del grupo se publica el libro que vamos a leer cada uno y la semana escogida se publica el link de la reseña. Si hay que ponerse de acuerdo para leer el mismo libro emplearemos los mecanismos de la democracia digital (muy, muy confuso) ya veremos.

10.9.09

Yo Propongo

Yo no sé a ustedes, pero a mi me ha pasado ya varias (que no tantas) veces lo mismo. Y me parece que si todos nos pusiéramos de acuerdo, los solteros la pasaríamos mejor y el mundo tendría un mejor equilibrio. Bueno, quizá lo del equilibrio del mundo es una exageración, pero es para hacerles entender lo importante que me parece esto que vengo a decirles.

Todos, y quiero decir TODOS, los que leen esto deben identificar la situación que a continuación describo. Si no como una experiencia propia, al menos como la de alguien cercano o conocido.

Situación
Persona 1 conoce a Persona 2.
Persona 1 y 2 se gustan.
Luego de una primera conversación de reconocimiento, Personas deciden intercambiar teléfonos y fijar una fecha para salir en una cita.
Llegado el día de la cita, Personas se acicalan, se perfuman, se fuman un par de cigarros esperando a... o yendo a buscar a... para matar la ansiedad.
Luego Persona 1 y 2 se sientan en un restaurant/café/bar/cine a conversar mientras comen y/o beben algo.
Se mienten un poco, leen el lenguaje corporal del otro, piensan "punto a favor" cuando escuchan algo que les agrada o "la estás cagando" cuando el otro manifiesta una opinión con la que no se coincide.
Si todo va bien, se sonríen mucho, se cuentan anécdotas y se propician un par de roces de manos/brazos/ piernas para saber si se siente el corrientazo.
Al finalizar la noche, se despiden (casi siempre dentro de un carro y frente a una puerta) y puede que se diga la siguiente frase: Estamos hablando.
Fin de la situación

Ajá. ¿Se reconocieron? Bien. Pero eso no es lo que nos incumbe ahora.

Esta tarde quiero llamar su atención sobre lo que ocurre después.

Si las dos personas se van sintiendo que ahí hay un chance de algo, es perfecto. Pasados dos días, vuelven a hablar y siguen saliendo hasta que tienen algo.

Si las dos personas se van sintiendo que perdieron su tiempo, y que el otro no es lo que esperaban, pues perfecto también. Se harán los locos para no llamarse más, y la próxima vez que coincidan fingirán demencia y aquí no ha pasado nada.

Peeeero (siempre el maldito pero), si Persona 1 se va en el primer escenario y Persona 2 en el otro: se jodió la bicicleta.

Alguien va a sufrir esperando la ansiada llamada de los dos días después, y alguien va a tener que ignorar mensajes o llamadas del tipo "qué más? qué estás haciendo?", hasta que el remitente caiga en cuenta de que no va pal baile. Y si el remitente es una jevita insistente o un pana desesperado, puede tardar bastante en darse cuenta.

Como podrán imaginar, yo misma he estado en la situación anterior. De ambos lados. Esperando la llamada que nunca llega, y en la difícil situación de hacer entender al pana (con diplomacia) que no me gustó y que no quiero volver a salir.

Por eso propongo acá que cambiemos los estatutos y seamos más pragmáticos. Al finalizar la cita pongámonos de acuerdo con honestidad.

Pana, en vez del ambiguo "estamos hablando", digamos de una vez: "aquí no pasa nada, así que mejor lo dejamos así" o "me sigues gustando, te llamo en dos días Y ES EN SERIO".

Es más, voy más allá y continúo proponiendo: si el caso es que no te gustó el otro, acepta llenarle una encuestica como la de los hoteles 5 estrellas y responde:

.-Qué fue lo que menos le gustó de Persona 2?
.- Cree usted que Persona 2 debe dejar de hablar tanto de sí misma?
.- De su ex?
.- De su mamá?
.- Le pareció apropiada la vestimenta de Persona 2 para una primera cita?
. - Qué le mejoraría?
.- Cree usted que Persona 2 está jodida y sigue así nunca va a estar en una relación?

Y para facilitar AÚN más las cosas, cerraría la encuesta con una perla del pragmatismo y madurez open minded:

.- Conoce usted a alguien a quien cree que sí podría gustarle Persona 2?
Por favor, desarrolle su respuesta con nombre, teléfono, dirección y breve descripción del posible candidato.

Muchas gracias por su valioso tiempo.