26.12.09

Yo también escribo mi carta

Querido niño Jesús / Santa / Mahoma / Alá / Brahman / Buda /Lennon:

(quizá era más fácil iniciar con el popular A quien pueda interesar)

Quería escribirte en otra época del año, en la que estuvieras menos ocupado, pero sabemos que como todos (aunque no lo admitan) sólo me acuerdo de las divinidades y entes superiores cuando estoy en problemas o cuando se acaba el año.
Espero que esta confesión no arruine la buena relación que tenemos, sobre todo porque contra todo pronóstico lo que vengo a pedirte no es para mi. Las tres (3) cositas que quiero para mi el próximo año ya las conversamos en privado, ese tema lo dejamos así por ahora. Yo le echaré un camión de bolas para que sucedan y tú cuando tengas un chance mueves uno que otro cable para darme una manita.

Lo que me trae hoy acá son mis deseos y peticiones para la humanidad en general. Aprendí de la mala manera (viendo Miss Simpatía) que es una estupidez pedir la paz mundial, así que lo que diré aqui nada tiene que ver con eso.

Tengo peticiones para mi ciudad, para mi país y para el mundo entero - sí, es verdad, yo tampoco sé en qué momento me volví tan filántropa, la verdad es que no fumo tanto monte, pero bueh-.

Empecemos de menor a mayor.

Caracas.
Mi querida y detestada ciudad natal. El valle que recoge mis esperanzas e ilusiones, el caos que me arrulla, este montón de asfalto y concreto. La pequeña sucursal de... algo.


Para Caracas quiero sólo 365 muertos al año. Uno al día y nada más. Sé que en algunas naciones me considerarían loca por pedir eso. Pero mis paisanos saben que estoy pidiendo algo más o menos lógico. 365 muertos en 2010 significarían una disminución del chorropotocientos por ciento en el índice de criminalidad. Entonces, es un buen deseo.

Quiero también un "Censo del Atraco". Un método que nos permita organizarnos. Se me ocurre que todos tengamos una tarjetica como la cédula, que el respectivo malandro puede sellar una vez concretado el atraco. A cada venezolano le toca un atraco al año (si la vaina se pone difícil será cada 6 meses) y así cuando llegue el próximo malandro antes de tiempo, sacamos nuestra tarjetica para que sepa que debe buscar otra víctima:

.-No, pana. Ya este año no me toca. Ya me sellaron la tarjeta
.- Ta bien, elmio. Pa la próxima será

Respecto a la basura no voy a pedirte nada, es gastar pixeles sin necesidad. Ya entendí que este peo no lo arregla ni Dios.

Para Venezuela quiero una cosa y sólo UNA cosa. Que se termine el control de cambio sin que signifique el apocalipsis de nuestra economía. Sé que estoy pidiendo un milagro, pero ¡coño! ¡tú eres el niño Jesús! O Buda o Lennon, eres arrecho pues. Entonces hazme la caridad. No quiero volver a armar carpetas con separadores de colores y tinta negra para mendigar unos mugrientos 700 dólares para ir a Aruba. No quiero sufrir estirando los miserables 400 dólares para gastar por internet. Entiéndeme, ¿sí? Desaparéceme el control de cambio y no jodo más -por un rato-.

Finalmente, para el mundo. Aquí es donde quiero que pongas mayor atención. Así que abre los ojos.

Para el mundo quiero tolerancia, o lo que es lo mismo: educación.

Quiero que la gente abra su mente, que lean libros, que vean buen cine y escuchen otra cosa que no sea reguetón. Quiero que terminen de entender que cada quien hace de su culo un circo y mete en él los payasos que más le den risa.
Quiero que deje de ser importante cuánta plata tienes, de qué color eres o a quién te cojes. Y que empiece a importar la cantidad de gente a la que quieres, la cantidad de gente que te quiere de vuelta, la cantidad de veces que has llorado de la risa y la cantidad de veces que has perdonado y/o pedido perdón.


No quiero volver a oír las barbaridades que he tenido que oír los últimos días. Nunca más. No quiero tener que explicar de nuevo que cuando condicionas una frase, se pierde todo el sentido que pretendías darle.

Educación, coño. Para que se termine el racismo, la homofobia, la xenofobia, el clasismo, los clichés y estas ganas de llorar que se me atropellan en el pecho cuando me doy cuenta que no puedo hacer nada*, salvo defender a los que amo con las uñas.

*Además de rogar porque haya alguien que me defienda a mi, si llego a necesitarlo

ah...sí, feliz navidad para ustedes también y bla bla bla

30.11.09

De porqué no se le da cacho a burro



.-Mi hermana -personaje indescriptible, como sabrán los lectores regulares- instaló en su cuarto un televisor pantalla plana de unas 45 pulgadas, con más de 300 canales de Tv por satélite (incluidos los de adultos), vista de alta definición y home theather. Y cada vez que se queda sola sintoniza Venevisión.

.-Conozco historias de gente que se devuelve luego de emigrar, instalarse, estabilizarse y hacer vida en países sin control de cambio, con 0.4% de inflación, seguridad social y un máximo de 10 asesinatos al año... porque extraña las arepas, el cheez weez, los torontos y la polar. "Además hace mucho frío y extraño mi cama".

.-Mientras permanecemos solteros, el sexo es una aventura deliciosa y fascinante que nos desborda de adrenalina. Intentamos que sea intenso, divertido y lo más frecuente que nos permitan las buenas costumbres o nuestra promiscuidad. Pero al casarnos (o arrancar vida en pareja) las estadísticas indican que la frecuencia e intensidad del mismo disminuyen hasta alcanzar grados alarmantes.

.- Mi hermana -podría escribir un libro sobre ella, creo que lo haré- recibió como "premio" por sus labores prestadas a la revolución en el continente hermano africano (es militar) , una noche de estadía gratuita en París. Es decir, 20 horas de ñapa en la ciudad de la luz, pues allí hacía escala el avión que la traía de vuelta desde la República de Mali.
Tenía 20 horas para gastar en una ciudad increíble, llena de arte, gastronomía, arquitectura. GRATIS.
¿Y qué hizo? Llegó, fue a la torre Eiffel, se tomó una foto, fue al Arco del Triunfo, se tomó otra foto y luego...luego... SE METIÓ EL RESTO DEL DÍA EN EURODISNEY A COMER HAMBURGUESAS Y COMPRAR PELUCHES DE MINNIE MOUSE.


Una palabra que los define a todos: sumadre.

25.11.09

Se los vengo diciendo desde hace rato

Estamos matando al oso polar :(



PD: sí, ya sé que es lo que dice el video. Pero igual los estamos matando

2.11.09

El sexo y yo

Les cuento...

Para mi, esto:



es mucho más erótico que esto:


¿No les parece?

(ambas imágenes son de http://nakedness.tumblr.com/)




PD: estoy de vuelta, señores

7.10.09

La verdad sobre las barbas


Hay pocas máximas irrefutables en esta vida. Una de ellas es que las mujeres no tenemos puta idea de lo que queremos. La que diga que sí, está mintiendo.

Otra verdad absoluta es que a las mujeres nos parece atractivo el tipo “chico malo” desde James Dean y no podemos evitarlo, es culpa de Hollywood, como la mayoría de los males de la sociedad moderna.

Y no me tomen por anti-imperialista, yo soy más pity yankee que todos. Es sólo que hay que aceptar cuando las conductas aprendidas son producto de la masificación cultural. Y también hay que reconocer cuando son el resultado de nuestra locura estrogenística y ya. Sí, acabo de inventar la palabra estrogenística, no me importa lo que piensen de eso.

A mi por ejemplo me gustó siempre el chico lindo del colegio, el inalcanzable muñeco de torta por el que todas suspiraban. Pero con el paso del tiempo, y sus consecuentes estragos en mis gustos y preferencias, me vi un día de pronto enfrentada a una realidad nueva y excitante. Me gustaban los raros, los peludos, los tatuados y con pinta de trastornados. El rebelde con o sin causa. Preferiblemente músico, escritor o cineasta. Artista pues. Pelabola seguramente, pero muy sensible.

Había caído en la treta de los medios que empezaban a venderme a un loquito como Devendra Banhart como el ideal del hombre cool, del tipo chévere e incomprendido que en el fondo es un genio súper sexy.

A partir de ese momento tendrían que haberme mantenido alejada de cualquier espécimen masculino con la mirada perdida y vello facial, porque ahí empezaron todos mis problemas.

Por alguna extraña razón a las mujeres nos gusta creer que cada hombre es un diamante en bruto esperando ser pulido con amor y paciencia por nosotras. Que cada barbudo con pinta de intenso que cruza la calle distraído es en realidad un poeta o autor que no ha encontrado a su musa. Y ahí es que se nos jode la bicicleta.

Cada una de nosotras alberga en el fondo de su mentecita esculpida por el mix macabro de los cuentos de hadas y las telenovelas, la esperanza de ser inmortalizada en una canción, un poema, una pintura e incluso, en tiempos más modernos, en una foto. Pero no cualquier foto, sino la que será expuesta en algún saloncito sobrevaluado de la capital mientras un montón de pseudointelectuales la evalúan tocándose la barbilla y sorbiendo una copa de vino. Cualquier vino, porque ninguno sabe diferenciar los buenos de los malos en realidad.

Esos primeros meses al lado de tu artista, bohemio o intelectual serán sin duda un encanto. Te maravillarás con su enorme sensibilidad y su capacidad para ver la belleza en lo más inesperado. Una hoja que cae de un Araguaney, los ojos enloquecidos del mendigo que pide limosna en el semáforo o hasta el atardecer que se esconde detrás del Ávila.

Suspirarás con sus recuentos del último libro de algún autor impronunciable que acaba de atraparlo. Porque ni soñar con que lee a García Márquez o Cortázar o Vargas Llosa, eso es para las masas pseudoilustradas, no para los verdaderos intelectuales.

Y quizá por algunas semanas te vanagloriarás con tus amigas por la manera tan taciturna y adorable en la que se levanta luego de hacer el amor para fumarse un cigarrillo en el ventanal, viendo la luna, sin decir nada, en un intenso contacto consigo mismo.

Pero amiga mia, luego de tres meses – quizás seis si tienes mucha paciencia- querrás agarrar a tu artista, bohemio, sensible e ilustrado y jamaquearlo por los hombros para que aterrice y ponga un poco los pies sobre la tierra. Porque todas, y con eso quiero decir to-das, las mujeres de este país en algún punto queremos irnos ese fin de semana para Aruba a un Hotel All Inclusive, así sea a sacar los dólares. Nada de mochilear en hostales o caminar hasta Machu Pichu. Queremos ver una comedia romántica de Sandra Bullock o de Drew Barrimore, porque no sólo de cine de autor y festivales de cine vietnamita vive el hombre.

Te vas a hartar de ir a exposiciones absurdas, donde una instalación sin sentido muestra dos calzones de hombre colgados al lado de un cuadro de Warhol. Y nadie soporta más de tres domingos en una galería viendo el mismo cuadro repetido mil veces, todo blanco con algún manchón de pintura roja. “Que representa la ira del autor, obviamente”.

Y ahí, señoras y señores, es que una manda todo al carajo y se larga a una noche a bailar reguetón y beber cerveza en algún antro mal ventilado de Las Mercedes. A conseguirnos al Pedroso que nos lleve el fin que viene a Playa Pantaleta, en una Merú con calcomanía de Ruta’s. A beber polar ice en cava de anime, pero con un macho que nos ponga como trofeo al lado, bien agarrada de la cintura.

Luego, quizá, querremos encontrar al ejecutivo estrella que nos saque de abajo, o cualquier otro estereotipo masculino bien difundido. Cumpliremos los ciclos e iremos avanzando -con suerte- o seguiremos atrapadas en el círculo vicioso que Hollywood ha creado para nosotras. Es que, ya lo dije, ninguna de nosotras tiene idea de lo que quiere.

El marido mío


Un pequeño intercambio de tweets con un desconocido dio origen a esta nota. Todo empezó porque manifesté la ternura que me genera Luis Fernández cuando se autodenomina como elmaridodeMimíLazo. Así, todo pegado.

El desconocido en twitter me hizo una especie de “reclamo”, que no me tomo muy a pecho porque en la virtualidad la diplomacia es necesaria, y me dijo que el término marido le parecía chocante y vulgar. Resultado de una declaración de la iglesia que ha denigrado a las mujeres por 2000 años.

A mí, la verdad, no podría importarme menos el calificativo. Yo puedo ser – perfectamente- la mujer de alguien. O su novia. O su esposa. Hasta su amante. No le veo lo denigrante a ninguno de los términos.

A mi lo que me importa es que ese esposo – novio – marido – arrejunte me respete por lo que soy y por lo que hago.

Señores, por favor, no hay nadie menos católico ni menos machista que yo. Pero las cosas son muy sencillas. Yo soy hija, por lo tanto soy la hija de. Soy amiga, por lo tanto soy la amiga de. Soy empleada, por lo tanto soy la empleada de. Y soy mujer, por lo tanto –algún día – seré la mujer de.

Me recuerda la eterna discusión sobre los términos políticamente correctos de la sociedad actual. Ahora resulta que no hay enanos, sino gente pequeña. No hay personas con retraso mental, son especiales. Y no hay negros, sino afroamericanos o afrodescendientes. Citando a Sergio a.k.a BenitoDelicias: Bitches, please!.

Yo soy negra. Punto. A mí no me vengan con mariqueras.

Es casi tan ridículo como las gordas que prefieren describirse diciendo que tienen exceso de belleza.

Todo este alboroto porque me parece tierno que un hombre tenga suficientes cojones como para asumir en este país de meros machos que él es el marido de. Porque entiende que todos somos el algo de alguien. Sin importar géneros, edades ni afiliación al Country Club. ¿O es que no saben que cuando una señorita bien se casa pasa a ser inmediatamente María Auxiliadora Pérez-Casas de Gómez-Trujillo? Es la misma vaina que decir “Yo soy la mujer de”.

Háganse el favor de llamar cada cosa por su nombre. Los eufemismos no nos llevan a ninguna parte. Citando de nuevo, esta vez a mi cuñado el ilustre:

“Si tiene oreja e’ cochino, trompa e’ cochino y rabo e’ cochino…esa vaina es un COCHINO!”

17.9.09

Villa Diamante

Continuando con la saga de autores gays latinoamericanos, ahora quiero contarles acerca de la joya ibero-venezolana parida por nuestra vedette de exportación: Boris Izaguirre.

A Boris lo conozco de cuando me trasnochaba para ver Crónicas Marcianas. Por alguna razón me encantaba ese programa de “cotilleo” donde justamente se besaron este autor y el reseñado anterior. Corríjanme si me equivoco.

Lo primero que me sorprendió del libro fue su solapa. No tenía ni idea de que Boris tuviera tanta historia en el mundo de las telenovelas, ni que hubiera escrito tantos libros. Su pasado escribiendo melo-dramáticos se le nota en algunos pasajes bastante cursis de esta novela. A su protagonista sólo le faltó quedarse ciega o perder un bebé cayendo por unas escaleras.

Sin embargo, como sigo siendo una nenita, disfruté plenamente el libro a pesar de las advertencias masculinas que recibí. El dueño de la copia que leí no pudo terminarlo porque se puso “demasiado cursi”. Yo lo devoré porque caí en la famosa treta de dejar cada capítulo pendiendo de un hilo.

La historia de Ana Elisa es trágica y accidentada pero no se pone fastidiosa. Según yo. Y el trasfondo político y social en el que se desarrollan los hechos es tan interesante que cuando te empiezas a ladillar de la pobre mujer que sufre, la dejas de lado y te metes en el intrincado conflicto que envolvía a los venezolanos de mediados del siglo XX.

Dictadores, policías corruptos, persecución política y petrodólares sirven de marco a los personajes que Izaguirre nos muestra y describe. Aunque quizá se ponga muy insistente con la descripción. Provoca decirle “¡Ya!, me quedó claro que estos son malos y calculadores pero elegantes. No me lo digas más!

Impecable la fotografía de las altas esferas caraqueñas de los 40’s, 50’s y 60’s. Puedes ver como crece Caracas ante tus ojos a medida que pasas las páginas del libro. Múltiples referencias artísticas le harán simpáticos guiños a los lectores caraqueños. A mi por ejemplo me encantó leer sobre las expectativas que rodeaban a la construcción de mi amada Universidad Central, en aquella época en la que el este era aún territorio virgen de este valle congestionado.

Léanselo si les gustan los culebrones, la historia de Venezuela, el arte o la arquitectura. No defrauda en ninguna de las anteriores.




Aqui copio a la cordial Nina :
Esta reseña es parte del Club de Lectura para Bloggers que hemos armado un grupo de ocupados dueños de blogs y generadores de contenido para cualquier red social o canal de comunicación web, (muy, muy formal) interesados en cumplir esa vieja promesa de año nuevo: “leer más” y publicarlo para alimentar nuestro ego (digo yo) y el contador de visitas que está por allá abajo. En el muro del grupo se publica el libro que vamos a leer cada uno y la semana escogida se publica el link de la reseña. Si hay que ponerse de acuerdo para leer el mismo libro emplearemos los mecanismos de la democracia digital (muy, muy confuso) ya veremos.

Vamos a decírselo a todo el mundo

Mi primer encuentro con Jaime (yo lo trato de Jaime desde que somos panas) se remite a su faceta de entrevistador. Sin pensarlo dos veces puedo asegurar que mi entrevista de televisión favorita fue la que le hizo el peruano a Joaquín Sabina, en la que se les veía a los dos más que cómodos, tomando un trago y hasta echándose los perros. Pueden buscarla en Youtube.

Esa entrevista me encantó por su naturalidad y fluidez, porque a pesar de la obvia camaradería entre los dos el espectador no se siente fuera de lugar (nada peor que un chiste interno al aire) y porque Jaime logra contarnos la historia de Sabina sin que se note que es él y no el español el que lleva las riendas.

Con su libro No se lo digas a nadie no me pasó lo mismo. Puede ser porque soy menos complaciente al juzgar un libro que al juzgar cualquier otra cosa en la vida (excepto a los hombres, quizás).

Bayly me entretuvo, como no, con su casi-autobiografía de joven pudiente y homosexual en la puritana sociedad peruana. Sus anécdotas de drogas, sexo y demás excesos te atrapan sin que puedas evitarlo porque todos somos por naturaleza morbosos, pero en mi humildísima (e inexperta) opinión le faltó “algo” a sus diálogos y no me convenció la brusquedad de la temporalidad.

Para mí, es como si se hubiera sentado a recordar las historias más impactantes de su vida –que debe tener por montones-, las narró por separado (siempre poniéndoles picante para lograr incluso más shock) y luego le dijo a algún editor que las juntara ahí, como pudiera. Más que novela, podría ser una antología de cuentos.

Aún me falta ver la película, que dicen que es mejor, pero a pesar de mis observaciones lo recomendaría a cualquiera que disfrute de buenas historias. Sin intelectualidades ni moralejas.

Observación: abstenerse mojigatos y fanáticos religiosos. Este pana no come cuentos a la hora de darle duro a la iglesia (especialmente al Opus). Al papá lo pinta como un misógino alcohólico y a la mamá como una pendeja fanática.
Pura polémica, como nos gusta.



Aqui copio a la cordial Nina :
Esta reseña es parte del Club de Lectura para Bloggers que hemos armado un grupo de ocupados dueños de blogs y generadores de contenido para cualquier red social o canal de comunicación web, (muy, muy formal) interesados en cumplir esa vieja promesa de año nuevo: “leer más” y publicarlo para alimentar nuestro ego (digo yo) y el contador de visitas que está por allá abajo. En el muro del grupo se publica el libro que vamos a leer cada uno y la semana escogida se publica el link de la reseña. Si hay que ponerse de acuerdo para leer el mismo libro emplearemos los mecanismos de la democracia digital (muy, muy confuso) ya veremos.

10.9.09

Yo Propongo

Yo no sé a ustedes, pero a mi me ha pasado ya varias (que no tantas) veces lo mismo. Y me parece que si todos nos pusiéramos de acuerdo, los solteros la pasaríamos mejor y el mundo tendría un mejor equilibrio. Bueno, quizá lo del equilibrio del mundo es una exageración, pero es para hacerles entender lo importante que me parece esto que vengo a decirles.

Todos, y quiero decir TODOS, los que leen esto deben identificar la situación que a continuación describo. Si no como una experiencia propia, al menos como la de alguien cercano o conocido.

Situación
Persona 1 conoce a Persona 2.
Persona 1 y 2 se gustan.
Luego de una primera conversación de reconocimiento, Personas deciden intercambiar teléfonos y fijar una fecha para salir en una cita.
Llegado el día de la cita, Personas se acicalan, se perfuman, se fuman un par de cigarros esperando a... o yendo a buscar a... para matar la ansiedad.
Luego Persona 1 y 2 se sientan en un restaurant/café/bar/cine a conversar mientras comen y/o beben algo.
Se mienten un poco, leen el lenguaje corporal del otro, piensan "punto a favor" cuando escuchan algo que les agrada o "la estás cagando" cuando el otro manifiesta una opinión con la que no se coincide.
Si todo va bien, se sonríen mucho, se cuentan anécdotas y se propician un par de roces de manos/brazos/ piernas para saber si se siente el corrientazo.
Al finalizar la noche, se despiden (casi siempre dentro de un carro y frente a una puerta) y puede que se diga la siguiente frase: Estamos hablando.
Fin de la situación

Ajá. ¿Se reconocieron? Bien. Pero eso no es lo que nos incumbe ahora.

Esta tarde quiero llamar su atención sobre lo que ocurre después.

Si las dos personas se van sintiendo que ahí hay un chance de algo, es perfecto. Pasados dos días, vuelven a hablar y siguen saliendo hasta que tienen algo.

Si las dos personas se van sintiendo que perdieron su tiempo, y que el otro no es lo que esperaban, pues perfecto también. Se harán los locos para no llamarse más, y la próxima vez que coincidan fingirán demencia y aquí no ha pasado nada.

Peeeero (siempre el maldito pero), si Persona 1 se va en el primer escenario y Persona 2 en el otro: se jodió la bicicleta.

Alguien va a sufrir esperando la ansiada llamada de los dos días después, y alguien va a tener que ignorar mensajes o llamadas del tipo "qué más? qué estás haciendo?", hasta que el remitente caiga en cuenta de que no va pal baile. Y si el remitente es una jevita insistente o un pana desesperado, puede tardar bastante en darse cuenta.

Como podrán imaginar, yo misma he estado en la situación anterior. De ambos lados. Esperando la llamada que nunca llega, y en la difícil situación de hacer entender al pana (con diplomacia) que no me gustó y que no quiero volver a salir.

Por eso propongo acá que cambiemos los estatutos y seamos más pragmáticos. Al finalizar la cita pongámonos de acuerdo con honestidad.

Pana, en vez del ambiguo "estamos hablando", digamos de una vez: "aquí no pasa nada, así que mejor lo dejamos así" o "me sigues gustando, te llamo en dos días Y ES EN SERIO".

Es más, voy más allá y continúo proponiendo: si el caso es que no te gustó el otro, acepta llenarle una encuestica como la de los hoteles 5 estrellas y responde:

.-Qué fue lo que menos le gustó de Persona 2?
.- Cree usted que Persona 2 debe dejar de hablar tanto de sí misma?
.- De su ex?
.- De su mamá?
.- Le pareció apropiada la vestimenta de Persona 2 para una primera cita?
. - Qué le mejoraría?
.- Cree usted que Persona 2 está jodida y sigue así nunca va a estar en una relación?

Y para facilitar AÚN más las cosas, cerraría la encuesta con una perla del pragmatismo y madurez open minded:

.- Conoce usted a alguien a quien cree que sí podría gustarle Persona 2?
Por favor, desarrolle su respuesta con nombre, teléfono, dirección y breve descripción del posible candidato.

Muchas gracias por su valioso tiempo.

13.8.09

Primeras veces


La primera vez que la vi me pareció que era una buena muchacha, creí que era tranquila e introvertida. La sentí amable pero temerosa. Tenía el cabello demasiado largo para mi gusto. Le expliqué una dirección en una ciudad que no conocía, y ella asintió como si entendiera. Pero yo sé que no entendió.
Hoy es una de las personas que conforman el centro de mi universo. La conozco, al punto de leer sin palabras los más leves cambios en su humor, como aprendemos a hacer las mujeres. Tanto que mi humor se ha adaptado al suyo, y hay pocas cosas que disfruto tanto como compartir códigos. Me hace sentir especial

La primera vez que la vi fue en un salón de clases, y he reconstruido ese recuerdo a partir de sus versiones porque yo sola no hubiera podido. Seguramente hablamos de alguna intrascendencia académica. Ella todavía arrastraba las consecuencias de los tardíos noventas, el cabello demasiado amarillo para su tono de piel y los pantalones demasiado a la cadera para cualquiera.
Hoy es mi hermana. Porque quisimos. En ella deposito una confianza a la que no le cabe ningún epíteto. Esa que no se mide. Que no titubea. Que da miedo. Lo que más me gusta es que no puedo decir en qué momento nos convertimos en esto, y que no hay alma sobre el universo que pueda convencerme de que no vamos a estar juntas – en algún nivel- para siempre.

La primera vez que la vi ella no me veía. Cantaba desde una tarima un poco triste, como todo lo que alguna vez fue mejor. La tarima estaba triste porque había sido mejor, no ella. Nunca hubiera predicho que años más tarde compartiría todos los matices de la cotidianidad con esa figura que se me hacía tan distinta a lo que soy.
Hoy es la principal fuente de mis risas. El receptáculo de mis afectos más reptiles. La cuota de tacto que me hace falta para sobrevivir el transcurrir de la rutina. Porque he descubierto que no puedo vivir sin exteriorizar, incluso si eso raya en la demencia momentánea. O en lo exacerbado. Somos políticamente incorrectas y hasta incómodas. Y a ninguna de las dos le importa.

La primera vez que lo vi me pegó el rayo del que hablaban los sicilianos amigos de Michael Corleone. Podría describir lo que llevaba puesto, con detalle de script. Podría repetir la línea argumental de mi pensamiento luego de que se abriera esa puerta por la que entró. Podría asegurar que diez segundos después del primer paso en el umbral yo estaba segura de que sería parte de mi historia.
Hoy está erradicado de ella. Como la prueba latente de que todos nos equivocamos. A veces con demasiado ímpetu.

La primera vez que lo vi aún no habíamos entrado en la adolescencia, pero estábamos a punto. Él tenía puesto el clásico suéter azul colegial, sobre la camisa blanca. Su cabello bien podría haberle ganado un casting para la primera parte de la saga de Harry Potter. Me enamoré de él después de parpadear. Sin saber su nombre. Y tendría que pasar algún tiempo para que él supiera el mío.
Hoy es la ausencia más cercana que tengo. El trailer de mi vida que anda y respira. Mi propia versión de un diario íntimo de carne y hueso. La imagen que ilustra el concepto de candor en mi Wikipedia. La prueba de que puedo ser mejor de lo que fui. Y que no soy tan mala como he comprobado que puedo llegar a ser.

La primera vez que lo vi fue a los ojos, porque no mostró nada más. Yo luego aprendería que no hacía falta. No dijimos nada importante y ni soñamos que alguna vez nos lo diríamos. Por eso representa la jugarreta más hermosa que me ha hecho la existencia.
Hoy es el único olor que reconozco. La única parte sin la que no me imagino. Mi propia interpretación de lo que es incontaminado. El regalo que me tocó cuando repartieron las certezas. Y la vacuna contra el escepticismo visceral que carcomía mis domingos más oscuros.

10.8.09

No podría estar más de acuerdo

En honor a Toto, que vino a escribir esto justo hoy.

¿A quién le importa?


La noche avanzaba tal como ella había pensado, sin mayores sobresaltos que los que debe implicar un encuentro.

Desde el principio estuvo clara: este no es el hombre de mi vida. Lo sabía y lo asumía, con la ligereza que permite la soledad y el aburrimiento. Sin embargo le gustaba, y esa es la premisa básica para pasar una noche de viernes con alguien.

La tercera ronda de tragos bajo la estrellada noche caraqueña empezó una conversación risueña que nunca debe faltar cuando conoces a alguien. El pasado y sus recovecos están ahí siempre, no sirve de nada ocultarlos. Y si el otro ni siquiera te importa es hasta divertido indagar en esas otras historias que sucedieron antes de esta que transcurre.

Hablaron de antiguos novios y novias. Los locos clásicos. Los grandes amores. Las anécdotas irrepetibles. Y con cada frase ella confirmaba lo que ya sabía, que el tipo era un patán. Pero al menos era un patán con contenido.

El cuarto trago fue como una iluminación. Aún no sabe de dónde vino el impulso que la llevó a preguntar, pero preguntó y eso es lo que cuenta ahora.

Él respondió sin dejar de sonreír. Pero en el fondo se había esfumado la sonrisa, sólo quedaban un montón de dientes enfilados y un par ojos transparentes que dejaban ver los engranajes de su cerebro acelerando a toda máquina.

A partir de allí todo se fue al carajo. Ella lo sabía. Él intentaba ignorarlo, sin éxito.

No importa lo que ella preguntó, ni lo que el respondió. Sino lo que quiso decir con su respuesta.

Le dijo "Hay alguien más que sí importa. No eres tú, y nunca vas a serlo. Hubiera preferido que siguieras en la comodidad de la ignorancia hasta que me aburriera de ocultar. Pero tampoco he invertido tanto en ti como para tomarme la molestia de mentir o si quiera disimular la verdad".

Todo eso le dijo cuando dijo "Sí".

A ella el shock le duró un tercio de trago. Primero se revisó hasta la última instancia para saber si había dolor, celos, o tristeza. Después de rebuscar sólo encontró indiferencia. Y lo lamentó. "Quisiera que me importara", pensó. Pero ni eso.

Cuando se decidió a mirarlo tenía puesta una sonrisa tan vacía como la de él. Y había tomado una decisión.

"¿Quieres que te lleve a tu casa?", aventuró él. Resignado.
"No. Ya estamos aquí. Así que vamos a lo que vinimos".

2.8.09

En algún lugar allá afuera...


...hay alguien perdiendo su virginidad

alguien llorando por primera vez por un corazón roto

alguien viviendo su primera borrachera

alguien despidiéndose de su pareja, su familia, sus amigos. Buscando una nueva vida

alguien aprendiendo a escribir

alguien escuchando por primera vez Yesterday

alguien enterrando a un ser querido

alguien soñando despierto

alguien teniendo un hijo

alguien aspirando su primer porro

alguien abriendo su primera cuenta de correo

alguien jugando backgammon (o como se escriba)

alguien cobrando su primer sueldo

alguien matando a alguien

alguien teniendo un orgasmo

alguien pensando tonterías... como yo


¿Lo habías pensado alguna vez?

31.7.09

Una frase fue todo lo que hizo falta

Al pseudoLorenzo, porque mientras estuvo yo fui Lucía
Y me gustó


Quiero insistir con mi teoría positivista que afirma que ciertas personas llegan a nuestras vidas como pequeñas apariciones especiales (con un objetivo específico), otras se quedan algunas temporadas (para ayudarnos a resolver o entender algo) y otras se quedan para siempre (porque se convierten en parte de lo que somos).

También me gusta creer, romántica solapada como soy, que los ciclos se cumplen y que hay señales que nos indican el camino. A veces esos ciclos y señales son cosas muy complicadas que no vemos hasta que han terminado de pasar, y otras veces está clarísimo cuando empiezan o terminan.

Desde hace un año tengo un pequeño recordatorio pegado al corcho de mi pared, como si hubiera sido posible que se me olvidara cierta fecha. Como si no hubieras sido tú solito una marca indeleble en mi calendario.

A mi me gusta hablar demasiado, eso lo sabemos. Pero casi siempre tengo problemas para escuchar a los demás. Entonces pasa que me descubro repitiendo los mismos consejos que me han dado a mi, y que yo misma no he sabido escuchar. Egocéntrica como soy, parece que no hicieran eco hasta que los escucho en el sonido de mi propia voz.

He decido entonces dejar plasmada esa pequeña cuota de sabiduría acá, donde pueda escucharla de nuevo cada vez que sea necesario.

El asunto es este: Está en nuestras manos, sólo en nuestras manos, lograr lo inolvidable. Y para ello es necesario arriesgarse.

Es como entrar al mar. Nunca he entendido esa absurda manera que tiene la gente de mojarse por partes, evitando el frío y alargando el sufrimiento del agua helada. No, señores, no!. Hay que lanzarse de cabeza, sin pensarlo. Cuando estés completamente empapado, ya no sentirás frío. Creánme, lo he comprobado.

Una vez hace un año, me lancé de cabeza. Parecía una tontería en su momento, pero sin darme cuenta estaba cambiando en ese preciso instante.

Cambié para entender que a veces un simple gesto (sonreír, saludar, actuar) te abre las puertas a un instante que atesorarás, sino por siempre, al menos por un buen tiempo.

Ya lo dije una vez, hay gente que no sabe el impacto que causa en tu vida. Así sean dos días perdidos en algún julio tropical. Con un desconocido que permanecerá así por siempre.

18.7.09

Amor a primera vista

Nacho Figueras






No sé ustedes, pero yo me estoy enterando que este muchacho existe.

Es argentino, juega polo y es modelo.

¿Se puede ser más sexy que esto?

17.7.09

Para Litro




Porque parece amarla tanto como yo! :D

y aquí el link para ver las fotitos en todo su esplendor: http://forum.santabanta.com/showthread.htm?t=139209



Sí, estoy malpegada con la jevita, y qué?

Así sí

Si alguien me garantiza que puedo verme tan condenadamente sexy cuando esté embarazada, dejo mis dudas de lado y me dispongo a tener 5 muchachitos... NOT

(pero sí me gustaría alcanzar este nivel de "perfección maternal", a ustedes no?)



Paz Vega, Revista Elle de agosto 2009

16.7.09

Danny Roberts



Este es el tipo de cosas que me encanta de la red. De repente uno está webeando por ahí, y se encuentra maravillas como esta.
El artista tiene una serie GENIAL de retratos de otros bloggers, les dejo el link para que echen un ojito.

http://igorandandre.blogspot.com/2008/07/blogging-world.html

1.7.09

Lo dicho:

I C O N O




Emma Watson para Elle UK

Para las fans de The Big Bang Theory

Yo NUNCA me lo hubiera imaginado, pero resulta que Kunal Nayyar, el penoso Rajesh Koothrappali, es SEXY!... y cuando digo sexy, es que mañana mismo me caso si él quiere.

Y miren que yo predico el sabio verso popular de "negro con negra es como noche sin luna"... sólo que él es indio ;)















Les dejo el link para que lo vean en su esplendor <3

http://megperotti.com/blog/?p=1398

¿Publicidad? ¿Mercadeo?

¡¿A quién le importa?!

Pura genialidad, señores.

Video presentación (?) de la nueva colección para hombres de YSL.

El niño es adorablemente sexy (hasta donde lo permite el límite que separa la buena apreciación de la pedofilia) La historia es sencilla y genial.

Vean, pliiiiiiiis:





Corto dirigido por el actor/escritor/director Samuel Benchetrit, protagonizado por su hijo de 11 años, Jules.

30.6.09

Cuando quiero recordarte...


... pienso en Lorenzo.

No sé si es que estoy tan loca como Lucía, pero él se me parece a tí.




Estar on-line a esta hora también me hace acordarme





Sé que estás por ahí

26.6.09

El Guardián entre el Centeno


La primera vez que escuché (o leí) algo sobre este libro está relacionada con una de mis recién adquiridas obsesiones (recién de hace un par de años): tratar de saber TODO lo que pueda sobre la historia de la mejor banda de rock de la historia. La mejor banda de cualquier cosa, de hecho. Esto es (obviamente): Los Beatles.

Con esta obsesión presente me encontraba caminando por la Av. Santa Fé y entré a curucutear en una simpática librería porteña, un hueco atestado de libros de piso a techo con olor a viejo y un simpático librero conversador, allí me tropecé de frente con una edición tapa dura de este libro por sólo... wait for it...7 dólares!!!!!. Son estos los hechos que me permiten escribir esta reseña hoy para uds.

¿Ajá, pero qué tiene que ver el libro con los cuatro de Liverpool? Pues cuenta la historia que el asesino de John Lennon, Mark David Chapman, estaba obsesionado con esta novela de J. D Salinger. Y no sólo él, sino otros asesinos famosos en la historia contemporánea norteamericana (para más info vayan a wikipedia, como siempre).

Además, el librito fue censurado por la pacata sociedad gringa en sus momento y ahora forma parte del programa de estudio de casi todos los liceos y universidades. Cuándo no, los gringos y sus hipocresías.

Entonces, ¿qué es lo especial y/o controversial de la historia sobre el jovencito Holden Caulfield?

Holden es el clásico chico problema del high school, rebelde y criticón como él solo, de pelea con el mundo entero y con algunos problemas de identidad. Hasta ahí, no pasa nada que no hayamos visto en todas las series, películas y demás historias adolescentes con las que nos bombardean desde tiempos remotos.

La diferencia está -en mi opinión- en la manera en que se cuenta la historia. El señor J.D (Jerome David, gracias wiki) logra meternos en la mente de un muchachito medio trastornado en plena Nueva York de los 50's, y cuando digo "meternos" es porque por momentos es necesario cerrar el libro para descansar un poco del torrente de pensamientos atolondrados y a veces inconexos que lo dejan a uno abrumado y hasta fastidiado del pana.

Pero no me malinterpreten, no es que el chamo sea aburrido. Imaginen que tienen un primo emo de 16 años en su casa que no para de hablarles sobre lo que le molesta de la sociedad, de lo mal que está el mundo, de lo vendidos que somos todos dejándonos arrastar por el sistema. Es eso, de a ratos provoca jamaquear a Holden y decirle: chamo, relájate.

Sin embargo, el carajito tiene la razón en muchas cosas. Es sólo que a la mayoría nos gusta hacernos los locos.

Es un libro sencillo pero profundo. Escrito para que cualquiera pueda entender (o recordar) lo eternamente complicados que podemos ser a los 15 años. Salinger logra, hecho el loco, criticar todo y mostrar lo dañados que podemos estar como sociedad casi sin que nos demos cuenta.

Lo recomiendo para aquellos a los que les gusta leer los libros que "hay que" leer. Y para los rebeldes trasnochados a los que les gusta creer que todavía se puede cambiar al mundo.






Aqui copio a la cordial Nina :
Esta reseña es parte del Club de Lectura para Bloggers que hemos armado un grupo de ocupados dueños de blogs y generadores de contenido para cualquier red social o canal de comunicación web, (muy, muy formal) interesados en cumplir esa vieja promesa de año nuevo: “leer más” y publicarlo para alimentar nuestro ego (digo yo) y el contador de visitas que está por allá abajo. En el muro del grupo se publica el libro que vamos a leer cada uno y la semana escogida se publica el link de la reseña. Si hay que ponerse de acuerdo para leer el mismo libro emplearemos los mecanismos de la democracia digital (muy, muy confuso) ya veremos.

24.6.09

La moda y mi lado oculto

Gran parte de mi tiempo on line lo dedico a leer (o ver) blogs sobre moda y estilo.
Me encantan los blogs de chicas "normales" que han logrado hacerse un nombre y marcar tendencias con el sólo hecho de tener un blog en el que cuelgan las fotos con sus estilismos. Otra de las ventajas de nuestra generación.

www.fashiontoast.com
http://karlascloset.blogspot.com
www.leblogdebetty.com
www.mydailystyle.es

y LA REINA de los fashion-blogs: www.amlul.com

Puedo gastar horas en el sartorialist, en lookbook o en trendencias, y con el tiempo he desarrollado cierto olfato para detectar tendencias que se adaptarán a nuestras latitudes (factibles o no). Aunque estoy (MUY) lejos de considerarme una coolhunter o si acaso trendsetter.

Lo cierto es que esta noche que da inicio a mi reposo, he querido gastarla mostrándoles a mis diseñadores favoritos. Aquellos en los cuales gastaría todo mi dinero, si lo tuviera. Me parece que sus estilos reflejan lo que a mi me gustaría proyectar. Cuando la haga en grande y pueda pagarlos, seguro me verán en las páginas más it, usándolos. ;)

Hervé Léger. Modestamente, creo que haría honor a la bandera del bodycon con estos modelitos. Ya que mis curvas me lo permiten, ¿por qué diablos no?.





Burberry. Para mi, si la moda fuera una ciudad sería Londres. Nunca he estado ahí, pero la globalización vía internet ha hecho estragos en mi.






Lanvin. Finalmente, esta señora (la fundadora de la casa Lanvin, digo) dejó como legado una visión vaporosa, a veces rococó, a veces hasta simplista... no sé, es difícil de explicar para una neófita de la moda como yo. Lo cierto es que me encanta, digo yo que se parece a mi. Son libres de desmentirme aquellos que me conocen.










Ahora, si en este momento tuviera que escoger un ícono de estilo, un ente inspirador y digno de mi adoración fashionista, sería Emma Watson.
Aunque no sé si tenga que ver con que siempre habrá cariño en mi corazón para Hermione Granger, o con que no supe en que momento esta jevita pasó a ser un mujerón.










Aquellos que creyeron que me iba a ir por la ya desgastada opción de mencionar en algún post de estilo a la modelo quesalehastaenlasopaydejódetenerencantohippiechichacerato Agyness Deyn, sépanlo: en esto es en lo único en lo que no acepto la etiqueta de wannabe. je!