31.8.11

30 Libros. Día 12. Una biografía.

Recomendamos, según la indicación correspondiente, un libro por día

John Lennon. Philip Norman.



La reseña de hoy es corta porque no es tal. Nunca he leído una biografía en mi vida, sin embargo, es bien sabida mi profunda admiración por todos los Beatles, así que la única biografía que me ha provocado leer en la vida es esta. Cada cierto tiempo me topo con alguna reseña y todas dicen lo mismo: que es la mejor biografía que se ha escrito jamás sobre el autor de Imagine.

Dicen los que saben, o los que hacen crítica, que Norman es el biógrafo más detallista, exhaustivo y ameno que ha pisado la tierra, y no hay quien pueda decir algo malo de la biblia de más de 800 páginas que escribió sobre John.

Como todos los libros que quiero y no puedo tener, lo edita Anagrama. Es insólita la forma en que la casa española se empeña en escoger a todos los autores que me gustan o me atraen, los edita y luego se burla de mi haciendo que cuesten precios impagables por mi bolsillo, o dejando que se agoten en cualquiera de las dos ciudades en las que he vivido.

Es entonces un anhelo esta falsa reseña. Por encontrar el libro alguna vez. Y porque pueda pagarlo. O porque algún alma caritativa lo compre para mi y me haga uno de los mejores regalos del mundo.






30 Libros. Día 11. Uno que lo haya motivado a visitar algún lugar

Recomendamos, según la indicación correspondiente, un libro por día


Bestiario. Julio Cortázar.




Ya he pedido disculpas varias veces haciendo este reto, hoy corresponde pedirlas por el monotema. Volvemos con Julito, aunque peque de lugarcomún, aunque de esta forma esté demostrando acá que no leo tanto como me gusta (hacer) creer.

La verdad es que acá valdría poner cualquiera de los libros de Cortázar, porque más que un libro es un autor lo que me motivó a visitar Buenos Aires (lo de mudarme vendría después, 30 segundos después de pisar la calle Corrientes).

A pesar de que ni nació ni murió aquí, y pasó casi la mitad de su vida en París, para mi (y para el mundo) Jules Florencio es argentino. Es cierto que cuando hablaba se le oían las erres francesas además de las doble eles argentas, pero no importa.

Leyendo sus cuentos es imposible que no te den ganas de venir a conocer a esta gente, de pasear sus calles, preferiblemente en otoño, de venirte a tomar un cortado en alguno de los tres mil cafés.

En estos meses de invierno, casi puedes confundir a alguno de los cientos de señores altísimos , barbudos y con sobretodos oscuros que caminan por acá, con el cronopio gigante. Especialmente porque hay lugares que parecen paralizados en el tiempo. Si los señorones llevan un cigarrillo en la mano, pues más.

Vengan a pasar un otoño en Buenos Aires, porque es lindísimo. Pero si no pueden venir pronto, lean Bestiario, o Todos los fuegos el fuego, va a ser casi como venir, pero un poco más barato. Lo juro.

28.8.11

30 Libros. Día 10. Uno con una pésima versión cinematográfica.

Recomendamos, según la indicación correspondiente, un libro por día




Llegar tarde tiene siempre sus desventajas, en este caso me refiero a que descuidé el diarismo de este reto y ya las chicas se encargaron de destrozar la película que estaba en mi lista para este día. Coincidimos todos entonces en que la peor adaptación al cine es El amor en los tiempos del cólera.

Como no voy a redundar y además ya ellas hicieron un excelente trabajo argumentando por qué aquello es un fiasco, les dejo hoy la que me parece la segunda peor adaptación.

Harry Potter y el misterio del príncipe es un libro demasiado largo, demasiado trascendental (sí, eso mismo que leen) y demasiado lleno de detalles como para pretender abarcarlo en dos películas. Una miniserie de 23 capítulos de una hora capaz alcanza. 4 horas no.

Es imposible no ir a ver las películas si ya te leíste los libros, así que este post es un poco sinsentido. Pero mi propuesta es a futuro, a nuestros hijos mantengámoslos alejados de los films. El día que cumplan 11 años entreguémosles el primer libro de Harry. A partir de allí, que lean a su ritmo, quizá los devoren todos antes de haber cumplido los 12, quizá se gasten la adolescencia leyéndo los siete tomos (como hicimos nosotros). Pero cero películas. Prohibidas.

Lamentablemente se perderán de una maravilla como la adaptación de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, pero es el precio a pagar para evitarles la decepción de la penúltima entrega cinematográfica de la saga.

25.8.11

30 Libros. Día 9. Uno con una excelente versión cinematográfica

Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

Orgullo y prejuicio



Yo soy una jeva atípica, o al menos eso me gusta creer. A veces, aunque cada vez menos, pienso y actúo como hombre, doy consejos bastante alejados de lo que se espera de una mujer, no me gusta ser cursi -en público-, y me burlo de las mujeres que no sienten ninguna vergüenza en cambiar el tono de voz para hablarle "chiquito" al novio delante de los demás.

Sin embargo, como toda jeva, veo comedias románticas y sueño con encontrar un alma gemela. La diferencia está en que me molesta que la heroína tenga que sufrir en silencio hasta que el galán se decida, porque eso es lo que corresponde. Me encanta Notting Hill porque Ana se pone los pantalones, se va a la librería, agarra al tipo y le dice "soy solo una chica, parada en frente de un chico, pidiéndole que la ame". ¡Esa es la actitud!.

Ahora bien, lo mio con Orgullo y prejuicio es un tema aparte. Esta es una novela escrita cuando empezaba el siglo XIX, cuando una mujer tenía que publicar con seudónimo porque las mujeres no estaban para escribir libros. Todas las mujeres del libro están básicamente esperando que alguien se case con ellas para poder declararse realizadas, y para salvarse, porque ADEMÁS por ser mujeres no les corresponde herencia. Pero Elizabeth, su protagonista, es una jeva como yo.

No es que ella no quiera marido, ¡no señor!, ella sí quiere, pero a su manera. Quiere escogerlo por decisión propia, no que se lo impongan. Quiere que la respete y la deje decir lo que le de la gana. Y para colmo, quiere estar enamorada de él. O sea, ella quería el toddy bien frío y además unas papas fritas.

Debe ser por eso que me gusta tanto esta novela, aunque me niegue a aceptar mi propia cursilería. Jane Austen, la autora, tiene que haber sido un mujerón, y la respeto. También debe ser porque escribió un personaje con el que me puedo identificar, yo también soy prejuiciosa y altanera, y yo también he dicho "con ese? ni loca!", y luego termino enamorada como una tonta. ¿Ustedes no?

Es muy difícil que nos guste una película de la cual ya hemos leído un libro. Pero esta no tiene pérdida, aunque deben saber que me leí la novela después de ver la película.

No puede haber una mejor Lizzy Bennet que Keira Knightley. No puede haber un mejor Mister Darcy, básicamente porque nadie más que ese actor es capaz de hacernos odiar y luego amar con todas nuestras fuerzas (me cuenta IMDB que se llama Matthew Macfadyen).

Debo confesar que yo tengo un gusto particular por las películas de época. Todo lo que esté -bien- ambientado después del medioevo y hasta los 50 me llama la atención. Todo lo que mi cabeza hubiera podido imaginar leyendo el libro, los paisajes, los salones, las ropas y los modales, está genialmente adaptado en esta peli.

La historia de amor tiene un final feliz, pero no es tan típica como uno creería, y por eso me engancha. Así que, jevas y no tan jevas del mundo, lean esta novela. Y luego, si es que aún no la han visto, salgan corriendo a ver la película.



PS: una vez incluí la escena final de Lizzy y Mister Darcy en una lista de las escenas que más me gustan del cine. La luz, gente, la luz! No se la pierdan.

24.8.11

You make me feel like I am home

Comparar a la gente y a los lugares es el más vil de los autoflagelos. Esa es mi primera conclusión importante desde mi llegada a este puerto de locos.

¿Cómo se sienta uno frente a un block de notas a ennumerar atributos para escoger entre dos vidas? Ninguna decisión nos salva de la nostalgia, y entender eso es aterrador.

Salvarnos es lo que todos buscamos hasta sin buscar, o peor aún, que nos salven. Y cuando no pasa, que nunca pasa, duele aquí. Todos sabemos donde.

Allá nos salvamos de empezar de nuevo a catar gente, a tantear personalidades, a saltar desconfianzas. Pero acá esperan nuevos chances, otras mitades, sueños con nuevo color, nos salvamos de la rutina, de la repetición cansina (que luego vamos a extrañar).

Allá se queda el refugio seguro y maternal, ese regazo que nos recibe siempre, así tengamos mil años. Si es que la suerte nos deja ese privilegio. Pero acá buscamos calor en nuevas cuevas, espera el saborcito de victoria que siempre queda cuando se vencen obstáculos. Ese sentirnos grandes (y seguros) aunque seamos chiquitos (y nos tiemblen las patas de miedo).

Aquellos que quisimos-queremos, se quedan allá, aunque allá a veces sea demostrativo de tiempo y no de espacio. Y en todos los nuevos éstos, que no son aquellos, juramos que buscamos lo que se nos negó antes, pero en el fondo sabemos que no. En todos buscamos lo que amamos del anterior y, sin querer, comparamos y sufrimos. Nadie se va a reir de ese chiste otra vez. Ningún cuello va a oler como otro. Ninguna mano va a generar otra vez un corrientazo en tu cintura.

Y aunque un chiste nuevo haga brotar una carcajada -distinta pero igual-, un cuello nuevo huela mejor -o tal vez igual pero diferente-, y la mano que recién estrena nuestra cintura haga chispas un poco más arriba o más a la izquierda, se sigue comparando todo, para siempre, con todo.

Más si lo abandonado no fue tal. Si lo que les pasó no fue algo malo sino la purita vida y nada más.
Sigo balanceando pros y contras y en una lista ganan los contras de allá, y en la otra triunfan los pros de aquellos.

Es todo muy confuso pero yo me entiendo. Si ustedes no entienden es mejor. Trato de esconder siempre, aunque no se logre. La nostalgia no puede guardarse bajo llave porque empieza a oler, a sonar, a desbordarse. Por algún lado tenía que salir y fue este.



Como siempre digo cuando me arrepiento de mentira: sepan disculpar.


23.8.11

30 Libros. Día 8. Uno para leer por fragmentos

Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

Las mil y una noches



Algunos de los cuentos para niños más famosos del mundo están contenidos en esta obra descomunal que originalmente no estaba pensada para niños. Aladino y la lámpara maravillosa, y Alí Baba y los 40 ladrones son un par de buenos ejemplos.

Con el artículo de wikipedia a mano, les puedo contar hoy que este libro es una recopilación de cuentos árabes que utiliza la técnica del relato enmarcado, de esa forma quedo ante ustedes mucho más elegante que si se los explicara como es, pero todos sabemos que nunca ha sido mi intención aparentar elegancia en este blog así que traduzco: las mil y una noches es un libro de cuentos que empieza con un cuento dentro del cual uno de los personajes empieza a contar otro cuento, dentro del cual otro de los personajes echa otro cuento, y así sucesivamente, hasta que pierdes el hilo de cual era el primer cuento que te estaban echando. Pero eso sí, lo que nunca se pierde es el interés.

Hace como 10 años, unos tíos que vivían en una ciudad distinta a la de mi familia decidieron mudarse a donde nosotros vivíamos, y en el proceso de mudanza, en mi casa descansaron un montón de cajas que iban a estar ahí "por unos días", mientras mis tíos se terminaban de mudar. Como era de esperarse, las cajas en realidad se quedaron allí por años, hasta que mi propia familia se mudó de casa.

Lo bueno es que algunas de esas cajas contenían libros, y como ya les dije que mi biblioteca no estaba muy abastecida por esa época, fue una hermosa coincidencia que me cayeran del cielo un montón de nuevos libros para leer.

Sin mucha inducción, y sin pedir permiso, porque al fin y al cabo no estaba haciendo nada malo con leer libros, un día abrí una de las cajas y me puse a revisar los títulos. Me enganchó un libraco enorme y rojo, con letras doradas y arabescos en la portada que se titulaba "Las mil y una noches".

Ahí mismo arranqué a leer y me comí unas 100 páginas de un sólo tirón, hasta que apareció mi mamá encandilada y en pijama en la puerta de mi cuarto a decirme que eran las 2 de la mañana, que apagara la luz y me durmiera de una buena vez. Me quedé en la mitad de alguna aventura en alfombra voladora sobre el desierto, cerré el libro y me fui a dormir.

Si no hubiera sido por ella, es bastante probable que hubiera abandonado el libro ese día y hubiera empezado otro al día siguiente, entendiendo que tenía cajas y cajas de nuevos libros a mi disposición. Pero a la pobre, santa mujer, no se le ocurrió mejor cosa que regañarme, al día siguiente, cuando fue a revisar qué era eso que me había mantenido en vela la noche anterior y descubrió la copia del libro de cuentos.

Verán, alguien le dijo a ella que ese libro era como el kamasutra, supongo, así que ella me dijo a mi que ese libro no era para niños y que no lo leyera más. Ja! Todos sabemos lo que hice, ¿no?. Desde ese día aprovechaba cada momento de descuido para ir a buscar el libro a la sala y seguir leyendo los cuentos, buscando - casi sin éxito- "eso" prohibido que había en la historia.

La verdad es que sí hay algunas referencias eróticas en uno que otro cuento, y leyendo el libro fue que supe por primera vez en la vida qué era un eunuco. Pero más nada, así que me tocó una edición softcore, o mi madre se escandalizaba con poco en esos días.

No recuerdo si terminé de leerlo, porque es eterno. Pero sí sé que puede abrirse en cualquier página y agarrar cualquiera de los cuentos aunque no hayas leído el anterior o ya hayas leído los siguientes.

Yo acabo de enterarme por Wikipedia cómo termina Sherezade, que es la primera que empieza a contar cuentos, y para mi la historia ni gana ni pierde nada con saber el final, así de bueno será el recorrido.


21.8.11

30 libros. Día 7. Uno muy divertido.

Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

Más respeto, que soy tu madre, o Weblog de una mujer gorda



El Zacarías se colgó de Direct TV, haciendo un enredo en los techos de Schafetti, y ahora agarramos como ochentaisiete canales.

Lo bueno es que se pueden ver cintas que hasta hace un mes pasaban en los cines del centro, y lo malo es que hay un canal, el 52, que lo tenemos que pasar rapidito porque la Sofi está en la edad que se quiere enterar de todo.

Pero no todo podía ser felicidad. Este mediodía estábamos mirando un canal de documentales y al Caio no se le ocurre mejor cosa que decir que el porro es más sano que la tetrabrik: el Zacarías le dio un revés que le sacó sangre.

Está bien que mi marido es un bruto, yo no digo que no, pero el chico ¿qué necesidad tiene de buscarle roña al padre? Me dice la Emilia que es la edad: que cuando cumpla dieciocho se las toma y no le vemos más el pelo. La oiga Dios.



El libro más divertido de mi historia lo leí por partes, en internet, en una oficina que ya no me gustaba, escapándole a un trabajo que había dejado de hacerme feliz. Lo que leyeron arriba es el tercer capítulo.

Por esos días lo único que me quitaba las ganas de gritar y lanzarme por la ventana del piso 6 de esa torre de oficinas, era meterme de lleno en las aventuras diarias de una señora argentina graciosíma y madre de familia, que ocupaba sus tardes escribiendo una bitácora personal. Desde allí narraba las anécdotas de su familia mercedina y el día a día de los negocios, problemas familiares y demás actividades cotidianas, siempre en clave de humor y con sospechosa habilidad narrativa.

Pasado el tiempo se supo que la doña no existía, y su familia tampoco, y el que escribía los cuentos era un argentino desocupado que vivía en Barcelona y se le había ocurrido probar a escribir una historia, por capítulos, en primerísima (y falsa) persona, desde un blog.

Ahora los 200 capítulos de esa historia originalmente digital están editados como un libro, que se publicó en chorropotocientos países (menos Venezuela) y en muchos idiomas.

Así que aunque no consigan el libro, vayan al blog, les prometo que se van a reir a montones.
No importan los argentinismos (que además, a estas alturas ya están "traducidos") y tampoco importan algunas referencias culturales que capaz se nos escapan a nosotros los tropicales, en general es un humor universal y bien hecho, y cualquiera puede leerlo.

Algunas veces era tal el ataque de risa que me agarraba que mi jefa volteaba con mirada represora a ver en que cosas estaba ocupando mi tiempo, estaba claro que ninguna de mis responsabilidades era tan cómica como para hacerme carcajear. Luego, en una reunión de estatus, poco antes de que renunciara, me reprendieron por usar el tiempo del trabajo en leer "páginas de chistes". Incultos todos.

Este libro / blog lo recomiendo con vehemencia, igual que el resto de las cosas que ha escrito este señor, porque creo firmemente que la literatura no tiene que ser siempre una cosa formal y solemne, restringida a los que se saben palabras grandotas. También puede ser algo más cercano a lo que nos contamos todos los días, con palabrotas (que no es lo mismo que palabras grandotas) y gente que parece de verdad, como Mirta Bertotti, la protagonista.

Vayan y lean, pero si lo hacen desde el trabajo procuren no reirse muy duro, a menos que ya estén pensando en renunciar, como yo.



El libro más divertido que he leído me lo recomendó el tipo más divertido que conozco, y cada vez que tenga un chance le agradeceré con efusividad y públicamente el haberme presentado a uno de mis autores favoritos de todo el mundo mundial.
Por eso esta edición de mis #30libros, va dedicada a mi negri :)
Aunque no soporte las melcocherías y las caritas felices, que se lo aguante.
Bastantes cosas insoportables tiene él y de todas formas lo quiero



17.8.11

30 Libros. Día 6. Uno de un Nobel.

Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

La Casa Verde. Mario Vargas Llosa.


Terminé de leer este libro hace un par de semanas y así, finalmente, saldé la deuda que tenía conmigo desde hace años, cuando me enteré que este señor existía y que era uno de "los que había que leer".

No es que no hubiera leído nada suyo, en mi cumpleaños número 21 me regalaron la última novela suya que se había publicado. Pero por alguna razón, yo siempre terminaba abandonando sus libros antes de llegar a la caja registradora de la librería, decidida a llevarme otros más urgentes y menos comunes.

Lo de "común" no pretende ser una ofensa, bastante que me quejo de los hipster que desprecian a los autores más populares precisamente por eso, porque es más cool decir que leemos a algún lector impronunciable que no nos nombran en la universidad y que las "masas pseudoilustradas" no conocen.

Como es tan fácil conseguir la obra de este peruano polémico en cualquier lugar del mundo, y en cualquier tipo de edición, siempre me dije que luego lo compraba, que ya le llegaría su hora. Y le llegó.

Una de las cosas más maravillosas que tiene esta ciudad a la que decidí mudarme es que hay librerías por todas partes, para todos los gustos y todos los bolsillos. Así que hace poco me metí en una de las 12mil tiendas de libros que hay sobre la calle Corrientes y cumplí mi autopromesa. Compré una copia de su obra más reconocida (?) en una edición de Clarín que, como siempre, salió BBB (buena, bonita y barata). Páginas muy blancas, tapa dura y sólo 15 pesos. ¡Una ganga!

Mi conclusión es que quien decida meterse a la selva amazónica con Vargas Llosa tiene que armarse de paciencia y poner mucha atención. Empezará a entender muchas cosas apenas a la mitad del libro. Pero no lo abandonen, por favor, no lo abandonen. Una vez encaramados en la curiara que avanza entre Piura y Santa María de Nieva (y para atrás y para adelante sin respetar presente-futuro-pasado) tiene garantizado un paseo bonito y mágico, típico del boom latinoamericano.

Quizá haya una generación (la anterior a la mía) que se aburrió de los cuentos pintorescos, llenos de selvas, llanos, indios, fantasmas y puritanos. Pero yo me siento muy cómoda navegando en esas aguas. Yo no tengo ningún problema con el realismo mágico ni con el boom, así que yo sigo leyendo a esta gente.

Para edificios, autopistas, sangre y balas, me basta con asomarme a la ventana o prender la tele.

Para mi la literatura es - en este momento- un viaje hacia lugares que no existen más, ni en la realidad ni en la imaginación de nadie, y deberían. Que me perdonen los contemporáneos.

16.8.11

30 Libros. Día 5. Uno de viajes.

Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

Ya les había advertido que pensaba variar un poco las reglas de este juego, y también dije que espero que eso no le moleste a nadie. Al final tampoco es que importe tanto.

Mi primera variación será la de hoy, porque no voy a recomendar un libro sino un cuento.

La autopista del sur. Julio Cortázar



Yo a Julito lo quiero por muchas, muchísimas cosas, pero este cuento entra en el top 5, quizá en el top 3. Es demasiado difícil rankearle las obras maestras.

Esto es medio trampa, porque el libro de cuentos donde está originalmente contenido lo recomendaré más adelante. Debe ser porque soy bastante monotemática, o porque en realidad no he leído tantos libros como debería.

Esta historia es una de esas genialidades que admiramos con la boca abierta, que nos tiran al suelo a los que pensamos que escribimos, porque entendemos que nunca estaremos a la altura de la gente que nos gusta leer, aunque sea una estupidez si quiera considerarlo.

Jules Florencio arma en 10 ó 20 cuartillas un retrato impecable de las sociedades modernas, y uno casi que ni se da cuenta. Es un viaje sin tiempo ni espacio ni movimiento, por oximoron que parezca. Sólo él pudo haber contado eso.

Una tranca casi apocalíptica deja a cientos de personas atrapadas dentro de sus carros, en una de las autopistas que lleva a París, y desde el momento mismo en el que el protagonista se ve obligado a detenerse en el tráfico comienza a armarse un micro cosmos, compuesto primero por los 6 carros que le rodean, y que en un momento dado se expande hasta abarcar prácticamente a cualquier urbanización, ciudad, país o continente.

Cuando terminas el cuento comprendes un montón de cosas sobre los seres humanos. Y, de nuevo, casi sin darte cuenta.

Un viaje suspendido sigue siendo un viaje, por eso cuando pienso en una historia sobre viajes pienso en esta.

Disfrutenla! La pueden leer AQUI


15.8.11

30 Libros. Día 4. Uno que le gusta a todos menos a usted

Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

El Señor de los Anillos. J. R. R. Tolkien



Las veces que estoy de humor para generar polémica siempre apelo a tres temas pop que no fallan para armar el debate. Dependiendo de mi público elijo por una de estos tópicos que dan piquiña: odio con todas las fuerzas de mi ser la comida, el concepto y la misma esencia de McDonalds, no me gustan ninguna de las películas Matrix y no me gusta ninguno de los libros de Tolkien.

Siempre, sin falla, alguien se siente ofendido u obligado a convencerme de que estoy equivocada y yo puedo dar rienda suelta a mis facultades argumentativas. Pueden entenderlo como una técnica a la que recurro para ejercitar mi discurso, o como una muestra de mi carácter intolerante y mi afición casual por romper las pelotas. Soy adorable, lo sé.

Pero es en serio que no me gustan los libros de Tolkien. En medio del fanatismo enloquecido que generó la primera película hice un primer intento, por demás infructuoso, de comenzar la historia de la tierra media.

Luego lo intenté una segunda vez, durantes unas vacaciones aburridísimas en las que no tenía nada más para hacer. Si llegué a la página 30 habrá sido un milagro.

Más tarde, por amor, recorrí la ciudad entera buscando una edición de El Hobbit para regalar al objeto de mi afecto, y cuando él lo hubo terminado quizo compartirlo conmigo. Repito: por amor lo intenté. No hubo manera.

No me va la fantasía épica. No me pudo la moda. Preferí una saga de ficción de culto menos culta, y más bonita (sí, hablo de Harry Potter). En fin, Tolkien me mató de aburrimiento al punto de que no puedo ver ni las películas. Al punto de que me cae medio mal Elijah Wood, por su culpa. Ahí se los dejo.

Sepan disculpar.

14.8.11

30 Libros. Día 3. Uno que sea un placer culposo.

Continúa el reto de los 30 libros.
Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.

Brida. Paulo Coehlo



Ya he hablado en este blog de este libro, pero sin nombrarlo, y lo hice cuando intentaba explicar el amor más bonito de mi vida. Así de mucho me gusta Brida, y lo confieso aunque me cueste perder lectores que como yo detestan al gurú brasileño de la autoayuda romántica.

Hay dos temas de los que hablo (en realidad, despotrico) con la propiedad que sólo admite el conocimiento amplio y documentado, la religión y Paulo Coehlo.

He leído la biblia casi entera, contra todo pronóstico, y conozco sus fundamentos a profundidad, porque la vida y mi curiosidad así lo dispusieron. Por eso cuando me toca me puedo guindar a discutir con los cristianos más fundamentalistas. Del mismo modo, antes de los 16 años me había leído casi todo lo que Coehlo publicó hasta la fecha, y por eso ahora puedo categorizar, criticar y desterrar a sus seguidores (y a él) con conocimiento de causa.

No me voy a poner aqui a dar explicaciones de un caso o del otro, tendrán que creerme.

De todo lo que leí de Coehlo, lo único que rescataría de una hoguera universal sería Brida. Aunque sea igual de cursi que el resto de sus obras, aunque sigan existiendo hombres y mujeres sin criterio que se queden con este autor como gurú y literatura de cabecera.

Con Brida aprendí a creer en "la otra parte", y con esa explicación de la búsqueda eterna del amor me quedo para siempre. Me parece que tiene la dosis necesaria de misticismo y lógica, ¿qué quieren que les diga? Hace años que les vengo diciendo que sufro de una jevitud irremediable.

"La respuesta es simple dijo Wicca, después de saborear por algún tiempo la ansiedad de la joven-. En ciertas reencarnaciones, nos dividimos. Así como los cristales y las estrellas, así como las células y las plantas, también nuestras almas se dividen.
Nuestra alma se transforma en dos, estas nuevas almas se transforman en otras dos, y así en algunas generaciones, estamos esparcidos por buena parte de la Tierra.
-¿Y sólo una de estas partes tiene la conciencia de quién es? -preguntó Brida. Guardaba muchas preguntas, pero quería hacerlas una por una; ésta le parecía la más importante.
-Hacemos parte de lo que los alquimistas llaman el Anima Mundi, el Alma del Mundo -dijo Wicca, sin responder a Brida-. En verdad, si el Anima Mundi se limitara a dividirse, estaría creciendo pero también quedándose cada vez más débil. Por eso, así como nos dividimos, también nos reencontramos. Y este reencuentro se llama Amor"

12.8.11

30 Libros. Día 2. Uno que se haya demorado mucho en leer.

Continúa el reto de los 30 libros.
Recomendamos , según la indicación correspondiente, un libro por día.


Hermosos y malditos. F. Scott Fitzgerald




Algo me pasa con la mayoría de los libros originalmente escritos en otro idioma distinto al español. No sé si es culpa de los rusos que siempre me cayeron de la patada, o de las inglesas que son demasiado cursis para estarlas leyendo siempre, o de los gringos, que siempre fueron trastornaditos y a medida que avanzamos en la contemporaneidad se van poniendo más. Lo cierto es que casi siempre me cuestan los autores que vienen de muy lejos.

Salvo Mark Twain, que podría ser compadre de alguno de los latinomágicos, o Wilde, que me agarró en el momento justo para volarme la tapa de los sesos, yo siempre me he entendido mejor con los mios, así el español sea distinto en cada zona (que no país) de este continente y del otro.

Pero uno pasa la vida oyendo hablar de otros clásicos que HAY que leer, de otra gente que usa más haches y doblevés, y entonces uno pasa un día de largo frente a la góndola de literatura latinoamericana y se compra algo de la literatura de otros lares, como para variar.

Eso fue lo que me pasó con este señor. Antes de que todos supiéramos quien es Benjamin Button, gracias a Brad Pitt, ya muchas veces me habían nombrado El Gran Gatsby, como referencia de obra maestra, aunque nunca nadie me había nombrado este libro.

Una tarde larga, en los pasillos del aeropuerto nacional de Maiquetía, me pasee por un kiosko librería para apertrecharme ante las horas de espera que se me venían encima. Estando casi todo fuera de mi presupuesto, se me cruzó una edición de bolsillo de Hermosos y Malditos, que llamó mi atención por la foto en blanco y negro de la portada, que mostraba una imagen vintage californiana, casi como un afiche de The O.C, pero en blanco y negro y al estilo de los años 20.

El nombre del autor no me dijo nada, debo confesar, pero en la solapa me enteré que era el mismo autor de El Gran Gatsby y me decidí a leer a un gringo, de nuevo, para variar.

El argumento es en principio sencillo, es la historia de un pobre niño rico y atormentado. Bastante típico de la obra de Fitzgerald, lo sé ahora que he leído Wikipedia y que he visto Una noche en París, de Woody Allen.

El problema fue que me dejé engañar por lo feliz que se veía ese grupo de adinerados jóvenes vestidos de época en la orilla de una playa en la portada. Con sus trajes de baño hasta la rodilla y su palidez tan elegante.

Esta gente estaba atormentada, pero en serio, tal como advierte el título de la obra. En algún momento antes de montarme en el avión me aburrí terriblemente con la historia, y el libro pasó a un estado de coma en el bolsillo exterior de mi maleta que debe haber durado unos meses, hasta que me tocó viajar otra vez y lo reencotré.

No sé cuantas veces intenté empezarlo otra vez, y tampoco sé cuando fue que finalmente logré pasar de la mitad. Lo cierto es que una vez allí pude terminarlo, quizá un par de años más tarde de haberlo empezado. Pero más por una regla autoimpuesta de terminar todos los libros y películas empezados, cueste lo que cueste.

No recuerdo ni cómo termina la historia, pero sí sé que llegué hasta el final y cerré el libro con sonoridad y alivio. Finalmente había terminado con la tortura a la que yo misma me había condenado.

No hice click nunca con el pobre Francis. Debe ser porque para mi es más fácil entender las penurias de gente común en tierras calientes, llenas de dictadores y con mujeres que salen volando con las sábanas blancas que están poniendo a secar. Soy demasiado latinoamericana (?).

Las crisis existenciales de una juventud pudiente atrapada en unos países tan grises no se me da tan bién, menos si la historia de amor es trágica pero sin ser pintoresca.

Me costó un mundo el Fitzgerald. Pero sin duda, en algún momento TENDRÉ que leerme El Gran Gatsby.

11.8.11

30 Libros. Día 1. Uno que leyó de una sentada

Me uno a la cruzada del reto de los 30 libros que ya han inciado algunos de mis amigos y comienzo hoy a recomendar, según la indicación correspondiente, un libro por día.

Desde ya advierto que es probable que se me pase un día, o que deba "variar" un poco alguna de las reglas, espero que el autor original no se moleste y que ustedes - queridísimos- lectores sepan entender.

Relato de un Náufrago. Gabriel García Márquez.



En mi temprana adolescencia, o infancia tardía según más convenga, yo era un verdadero ratón de biblioteca. La cosa era que la biblioteca de mi casa no estaba particularmente surtida, así que las visitas a las casas de mis tíos, más antiguas y por tanto con más libros acumulados, me proveían mejor del ansiado material de lectura.

Mientras mis primos llegaban a las reuniones familiares ansiosos por encontrarse entre ellos para salir a patinar o partirse un brazo subidos a los árboles cercanos, yo siempre llegaba directo a buscar la correspondiente biblioteca. Esto, por supuesto, me signó como una paria, y me hizo ganar todos los motes que se le ocurren a una patota de carajitos impertinentes y malasangre: galla, ñoña, aburrida, rompe grupo y etc.

Afortunadamente
, nunca me importó, mientras ellos salían a la calle en bicicleta a sudar como monos y romperse las rodillas, yo viajaba plácidamente a todos esos sitios donde te llevan los libros, sin salir de la casa y con aire acondicionado. Sí, es probable que tuvieran razón en llamarme rompe grupo, pero ya no podemos hacer nada para remediarlo.

Yo debía tener unos 14 años cuando leí Relato de un náufrago, lo recuerdo porque cuando mi profesor de literatura de 3er o 4to año nos pidió que recomendáramos un libro para que leyera la clase yo fui la única que levantó la mano y sugirió un libro, este libro. Sí, es probable que también tuvieran razón en llamarme galla.

Cuando leí Relato... no tenía ni idea de quien era García Márquez, recuerdo estar hojeando los libros de un tío y haberme tropezado con este que estaba justo sobre el escritorio, era delgadito y más angosto y largo que la mayoría de los libros, y me llamó la atención que la historia arrancaba en la portada.

Debajo del título seguía el primer párrafo del reportaje / novela (ver imagen arriba) y eso fue todo lo que hizo falta. A partir de la portada misma continué la historia de Luis Alejandro Velasco, sin parar, obviando los llamados de mi mamá y mis tías para que fuera a comer, y los de mis primos que nunca paraban de insistir con que dejara de ser tan aburrida y saliera a manejar bicicletas con ellos.

Recuerdo estar sentada en el escritorio enorme de mi tío, tan sumergida en la historia que no me importaba estar en el ala más oscura de la casa, de frente a ese cuadro horrendo de Simón Bolívar que aterrorizó a los niños de mi familia desde siempre.

Verán, lo normal era que yo entrara a esa biblioteca, me hiciera de la vista gorda con el cuadro para no sentir que me veía desde todos los ángulos, escogiera un libro y saliera casi corriendo a la sala o a uno de los cuartos, desde donde pudiera escuchar la reunión familiar. La vibra de ese estudio siempre fue muy rara, pero pudo más el cuento que me estaba echando el Gabo.

Empiezas a sufrir con el náufrago sus mismos males, se te seca la boca, sientes una sed absurda y casi lloras de angustia o de felicidad en los momentos en los que el protagonista hace lo propio.

De allí nace mi amor por García Márquez, que se iría afianzando con el paso del tiempo con sus obras maestras. Y quien sabe si no es de allí también que nacieron mis ganas de estudiar periodismo. Porque Relato de un náufrago es una historia real, un reportaje originalmente publicado por partes por un diario colombiano en los 50. Tan maravilloso y bien narrado, que se editó como libro veinte años más tarde.

Lo bonito es que eso lo supe al terminar, cuando leí la solapa. Durante la tarde infinita que me quedé amarrada al náufrago, creí siempre que estaba leyendo un cuento. Mejor así, seguramente, porque de haber sabido que de verdad pasó capaz no aguanto el drama o lo sufro más, como me pasa con las películas del holocausto.

Ahora lo entiendo mejor, es que la realidad - bien contada- siempre, pero siempre, supera la ficción.