28.1.09

Juliana y Doménico

Expiration date
Juliana esconde sus ojos detrás de unos lentes oscuros, a pesar de que son las 12:30 de la noche. También esconde las muñecas enfundándose unos guantes largos de seda negra.

Al verse en el sucio espejo del baño de aquella habitación de hotel decidió que ya lucía lo suficientemente vintage como para envolver su cabeza en un pañuelo blanco de lunares negros. Pensó que se veía muy Thelma. ¿O era Louise?
Por fin salió al estacionamiento y evitó ver el golpe en la parte delantera del carro, manejó hasta una autofarmacia, bajó la ventanilla, sacó su romántico brazo para lanzar unos billetes por la taquilla y habló con tono decidido ante la cara estupefacta del otro lado del vidrio:


.- Quiero algo que me mate – dijo, como quien pide una aspirina- está claro que no puedo cortarme las venas y que chocar contra un árbol no garantiza la muerte, por culpa de las estúpidas bolsas de aire. ¡Ah! Chequea la fecha de vencimiento porque estas ya están pasadas y tampoco me hacen nada.

No es tan grave
Doménico tenía horas mirándolo en el espejo. No le molestaba tanto el largo, quizás un poco el grosor. No dejaba de preguntarse si de verdad era un problema tan grave, después de todo la única que se había quejado era Susana. Y ella era muy inconforme, siempre le andaba buscando defectos.
A él le gustaba pensar que era parte de su encanto. Y además, cualquier mujer debía quererlo como era, con lo que tenía y lo que no.

.- Son sólo pelos en la oreja, por Dios, no entiendo de donde sale tanto problema.

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