24.8.11

You make me feel like I am home

Comparar a la gente y a los lugares es el más vil de los autoflagelos. Esa es mi primera conclusión importante desde mi llegada a este puerto de locos.

¿Cómo se sienta uno frente a un block de notas a ennumerar atributos para escoger entre dos vidas? Ninguna decisión nos salva de la nostalgia, y entender eso es aterrador.

Salvarnos es lo que todos buscamos hasta sin buscar, o peor aún, que nos salven. Y cuando no pasa, que nunca pasa, duele aquí. Todos sabemos donde.

Allá nos salvamos de empezar de nuevo a catar gente, a tantear personalidades, a saltar desconfianzas. Pero acá esperan nuevos chances, otras mitades, sueños con nuevo color, nos salvamos de la rutina, de la repetición cansina (que luego vamos a extrañar).

Allá se queda el refugio seguro y maternal, ese regazo que nos recibe siempre, así tengamos mil años. Si es que la suerte nos deja ese privilegio. Pero acá buscamos calor en nuevas cuevas, espera el saborcito de victoria que siempre queda cuando se vencen obstáculos. Ese sentirnos grandes (y seguros) aunque seamos chiquitos (y nos tiemblen las patas de miedo).

Aquellos que quisimos-queremos, se quedan allá, aunque allá a veces sea demostrativo de tiempo y no de espacio. Y en todos los nuevos éstos, que no son aquellos, juramos que buscamos lo que se nos negó antes, pero en el fondo sabemos que no. En todos buscamos lo que amamos del anterior y, sin querer, comparamos y sufrimos. Nadie se va a reir de ese chiste otra vez. Ningún cuello va a oler como otro. Ninguna mano va a generar otra vez un corrientazo en tu cintura.

Y aunque un chiste nuevo haga brotar una carcajada -distinta pero igual-, un cuello nuevo huela mejor -o tal vez igual pero diferente-, y la mano que recién estrena nuestra cintura haga chispas un poco más arriba o más a la izquierda, se sigue comparando todo, para siempre, con todo.

Más si lo abandonado no fue tal. Si lo que les pasó no fue algo malo sino la purita vida y nada más.
Sigo balanceando pros y contras y en una lista ganan los contras de allá, y en la otra triunfan los pros de aquellos.

Es todo muy confuso pero yo me entiendo. Si ustedes no entienden es mejor. Trato de esconder siempre, aunque no se logre. La nostalgia no puede guardarse bajo llave porque empieza a oler, a sonar, a desbordarse. Por algún lado tenía que salir y fue este.



Como siempre digo cuando me arrepiento de mentira: sepan disculpar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Perfecta, leo tu blog desde hace relativamente poco pero te sigo en Twitter desde hace suficiente.

Los nuevos comienzos son duros y ser un inmigrante no es fácil, ni aquí, ni en España, ni en Argentina, ni en USA ni en China... Pero eso ya lo sabías ¿no?

Todos los que nos hemos ido, pasamos por esta misma etapa q estás viviendo tú ahora. La de echar de menos aquello, pero empezar a amar esto. La de echar de menos a la gente, la comida, El Ávila, tantas pero tantas cosas que it's not even funny. Pero esa etapa pasa...

Luego te adaptas, luego creces, and sometimes it is scary, especially when you stop feeling like you belong there and when you actually truly feel like you don't belong anywhere anymore. Aquí siempre seremos extranjeros, pero con el tiempo dejes de pertenecer a ese país q un día fue tan tuyo. Y eso no significa que siempre te sepas venezolano te sientas orgulloso de tus raíces... Eso sólo significa que somos seres humanos, q nos adaptamos a todo y q auqnue al principio cuesta, terminamos desprendiéndonos de todo aquello y comenzamos a adoptar esto como nuestro.

Es especialmente "scary" cuando miras atrás y sientes q no quieres volver. ¿Volver a qué? ¿Volver a dónde? Ya la misma gente no está, la que está ya no es la misma. Todo cambia, el mundo sigue girando y ya nada es como antes. Nosotros tampoco somos los mismos, ahora somos otros, con más cultura, con menos apego, con más entendimiento de cosas q sólo un inmigrante puede entender... Con experiencias q sólo nosotros hemos vivido...


Me encantó tu post y la versión de Adele de "Love song", pero te confieso q mi cover favorito sigue siendo el de 311... Búscalo en YouTube, no te pego el enlace para q no te salga el comment como un spam.

Un beso!!

Ora dijo...

"Ningún cuello va a oler como otro. Ninguna mano va a generar otra vez un corrientazo en tu cintura."

"Y aunque un chiste nuevo haga brotar una carcajada -distinta pero igual-, un cuello nuevo huela mejor -o tal vez igual pero diferente-, y la mano que recién estrena nuestra cintura haga chispas un poco más arriba o más a la izquierda, se sigue comparando todo, para siempre, con todo.

Más si lo abandonado no fue tal. Si lo que les pasó no fue algo malo sino la purita vida y nada más."

"La nostalgia no puede guardarse bajo llave porque empieza a oler, a sonar, a desbordarse."

Lo que siento en este instante lo describes con esas frases.
¡Qué post tan arrecho! Y como dice Sabina (Grande Sabina) "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió". Nadie entiende, pero todos entendemos.