28.8.08

Me declaro perra

No son ganas de llamar la atención. No son deseos reprimidos. No es que me guste parecer "de avanzada". Es una simple cachetada de la realidad, que me golpeó hace un par de días y ya me terminó de noquear.

Hay mujeres que nacieron para ser la novia de, luego la esposa de, y finalmente la viuda de. Son esas mujeres que los hombres ven (según yo) y piensan: esta es para casarse. Tienen virtudes, y algunos defectos, pero son material para novia.

Son también esas que se saben engañadas pero estan entrenadas para pensar que no importa, porque ellas son "las legales". Ellas están seguras que todos los hombres son iguales. Su padre, su abuelo y su bisabuelo engañaron a sus madres, abuelas y bisabuelas. Y ellas se mantuvieron ahí, porque el matrimonio es para toda la vida. Porque el divorcio es un pecado, y el sexo prematrimonial también. Porque una mujer sola tiene mucho que perder. Han entrenado a la estirpe para que aprendan que las mujeres vinieron al mundo a sufrir, y los hombres tienen una superioridad relativa que les permite hacer (o dejar de hacer) cosas porque recibieron un cromosoma Y. Sólo por eso.

Hay otras que prefieren la soledad. Saben manejarla. Llegan a ser solteronas, palabra terrible que no debería existir pero existe. Comprenden que no cumplieron con los parámetros sociales por alguna razón, y llevan su vida de una u otra manera, soportando las miradas de todos, esquivando la lástima o la burla. A veces con fortaleza, otras veces con disimulo y tolerancia. Esas mujeres encuentran un refugio, en los sobrinos, en la iglesia, en los cursos de repostería, donde sea. Y llegan al final de sus días con algo de dignidad.

Pero algunas, como yo, no encontramos sosiego en esas categorías. A veces la gente nos ve como mujeres fuertes, resteadas, arrechas, "un palo de mujer", o como quieran llamarlo. Los que verdaderamente ven, saben que es sólo un escudo bien armado. Pero nadie les cree. La mayoría se traga la historia que inventamos para poder vivir "bien".

En este país, algunas de esta última categoría se refugian en un gimnasio, o en el quirófano de un cirujano. Llegan a viejas estando buenotas. Con las tetas en su sitio, con el abdomen plano, con los brazos definidos, y sin arrugas. El mundo entero las admira porque logran algo que todos queremos, pero nadie sabe que llegan solas a casa deseando que alguien las reciba para contarles su día. A veces llegan a ser la "otra", la rompehogares que vive esperando el divorcio del otro para llegar a ser feliz. Son unas perras porque están muy buenas.

Otro grupo encuentra su casa en la oficina (a veces son las mismas del gimnasio), trabajan como locas, llegan temprano y salen tarde, porque nadie las espera en casa. Acumulan fortunas, pero no tienen con quien gastarla. Pueden pagarse un crucero a Alaska, pero luego piensan "¿y quién me abrazará cuando el frío me congele hasta el culo?". Todo el mundo las admira también, excepto sus subordinados, porque ellos sí tienen familia y no quieren quedarse en la oficina hasta las 12, a ellos sí los espera alguien con comida caliente en la mesa. Estas se enamoran del colega, que tampoco tiene tiempo para ellas. Son unas perras porque tienen dinero y poder.

El último grupo de las resteadas tiene un millón de amigos. Viven ocupadas en almuerzos, cenas y cocteles. Vestidas a la perfección, porque no tienen que gastar en teteros, uniformes de colegio o cuotas de universidad para sus hijos (porque no tienen). Todo el mundo las quiere, no tienen un día libre en la agenda. Sus amigos pueden estar casados o solteros, pero ellas siguen sin encontrar a alguien porque los primeros ya están tomados y los segundos no las toman en cuenta. Justamente, porque es un "palo de mujer", autosuficiente, popular, "a la que no le deben faltar pretendientes". Son unas perras porque se cojen al que quieren y cuando quieren.

Ellas se encuentran de repente en una reunión social, viendo como sus amigos casados besan con ternura a las esposas, y los solteros coquetean con cualquier otra, más joven o más sexy o más accesible. Se encierran en el baño a pensar qué están haciendo mal. ¿Será que debo ser menos autosuficiente? ¿Demostrar alguna necesidad que atraiga al típico macho sobreprotector?

¿O será que deben ganar menos dinero? ¿salir menos noches a la semana? ¿no ser mejores que sus contrapartes masculinas?

¿Será que deben dejarse de soberbias y aceptar que necesitan a alguien?

¿Será que deben decir que no, cuando quieren decir que sí, como el resto de las mujeres?

¿Será que cuando sus congéneres le dicen que ella es la mujer más arrecha del mundo, ellas deben reconocer que llegan a casa llorando porque no son la novia de, la esposa de, o la viuda de NADIE?

¿Será que el papel de mujerones espanta a los hombres?

No tengo las respuestas a ninguna de las preguntas anteriores. Pero estoy SEGURA que nunca podría ser de la clase de las "legales", o de las "solteronas".

Por eso me declaro un "palo de mujer". Arrechísima, pero sola. Fuerte por fuera, pero en realidad frágil como una copa, especialmente cuando llego a casa y nadie me espera. Autosuficiente, porque gano más que la mayoría de los hombres de mi edad y mi nivel de instrucción.

Soy una perra. Porque al parecer no soy material para novia. Porque tengo muchos amigos. Porque casi nunca tengo una noche libre. Porque hago lo que quiero y con quien quiero. Porque digo que sí, aunque sé que otras mujeres en mi posición dirían que no para quedar bien.

Porque lloro en un baño (a veces) deseando ser la novia de, la futura esposa de, y algún día la viuda de. Pero nunca lo reconocería en frente de de.

Tengo una vida de mierda, pero a veces está bien.

Que vida de perras.

¿Y si nunca llega de?

6 comentarios:

el whittie dijo...

qué quieres que te diga mi vida... siempre he sabido que eres un palo de mujer, pero sinceramente, no creo que te vayas a quedar sola... de hecho, te veo un de Swajkleiman, de Goldhframh o algo así con muchas jotas y zetas intercaladas... sé que alguién te espera, sólo que creo que no está en este país de mierda lleno de Kennys y Yenders... You deserve better and I know that you´re gonna find him very soon...

Victor Marin Viloria dijo...

Perfecta, si hay algo en este mundo que me encabrona son las categorías. Ese tener-que-pertenecer-a-un-grupo y serle fieles a las características que ese grupo tiene. Aunque noto alguna negatividad en todo esto que escribes, hay un par de aspectos que me parecen ciertamente salvables. Hablas de que no entras en ninguna de esas categorías de mujeres, lo cual me parece del carajo. Los seres humanos deberíamos hacer más gala de nuestra unicidad, de esa exclusividad de no parecernos a nadie. El otro punto es que te sientes bien con eso de no pertenecer a ningún grupo femenino, lo cual también es positivo. Ahora, como todo en esta vida, eso tiene su precio. Pero, ¿sabes qué?, si ese es el precio por ser auténtico(a), entonces perros a cagar! No le pares bolas. Ser auténtico es una característica que no existe en la gente de este mundo en estos días.

te mando funk del bueno,

el viti

Briks dijo...

en todo caso...
venite pa' la Argentina

acá no salis de aeropuerto sin novio

Isa dijo...

amé las dos últimas líneas...
Excelente post, perfecta

Beatriz E. Moreno dijo...

Te apoyo y Deberiamos formar un grupo! Crecí siendo la novia De y desde los 20 años que es cuando por fin soy independiente y estoy donde queiro estar y blah blah blah, qeu vivo sola y todo eso entonces quedé como el palo de mujer! 4 años mas tarde sigo a la espera del DE jajaja pero shhh no le digas a nadie!

papah dijo...

"¿Será que deben dejarse de soberbias y aceptar que necesitan a alguien?"

Esa es la mejor. La soberbia, el ego de la mujer venezolana es una vaina muy arrecha. Aquellos hombres como yo que no jugamos el juego de "aplastarlas pa que se peguen" (sobre todo a las niñas buenas, que no me gustan)también la pasamos mal.

No te diré algo como "tranquila que ya llegará" eso es muy poco fiable. Lo que sí te digo es que a lo mejor te fijas en hombres que no te convienen. Si te buscas un hombre que ya se va a sentir en competencia contigo, por ganar mas dinero que el, ya no vale la pena.

ahhh los círculos viciosos...